Este artículo se publicó hace 16 años.
Cristina Fernández reprende a Obiang
Con la necesidad en una mano y la ética en la otra, Cristina Fernández recibió al presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, con quien firmó varios acuerdos energéticos. Molesta por verse en la foto con el dictador -y por las críticas de la oposición y de las organizaciones de derechos humanos- la presidenta reprendió en público a un sorprendido e incómodo Obiang.
"Ustedes cuentan con inmensos recursos hidrocarburíferos en un mundo donde la energía, el petróleo y el gas son indispensables. Pero no puedo dejar de expresarle señor presidente nuestra honda preocupación por la situación denunciada por Naciones Unidas en 2002 en cuanto a la situación de los derechos humanos en su país", le espetó Fernández tras firmar los acuerdos.
El convenio con Obiang se inscribe en el interés del Gobierno argentino por atajar la falta de energía anunciada para el próximo invierno austral. Guinea Ecuatorial es el tercer productor de hidrocarburos del África subsahariana. Pero, según fuentes de la cancillería, tienen necesidad de alimentos y "compran de todo".
Fuera de la agenda, para echar un tupido velo sobre la incómoda foto con Obiang, Cristina Fernández le pidió que considere la posibilidad de permitir la presencia de observadores argentinos en las elecciones presidenciales de 2009 en Guinea Ecuatorial. Obiang, que llegó al poder en 1979 tras un golpe de Estado, ha sido denunciado por Human Rights Watch y Amnistía Internacional por abusos contra los derechos humanos, entre los que se cuentan asesinatos, desapariciones y torturas.
Tampoco la oposición argentina se ha quedado callada. El argumento utilizado es que no se puede perder la firmeza en materia de derechos humanos por una hipótetica salida a la crisis enérgica que sufre el país. La vicepresidenta tercera de la Cámara de Diputados, Marcela Rodríguez, señaló que "es inconcebible que en el Congreso honremos a un dictador" y agregó que "la crisis energética que el Gobierno siempre intenta esconder no se puede paliar a través de estos mecanismos".
Inhabilitados para criticar, algunos funcionarios oficialistas mostraron su incomodidad por la visita con gestos. En el encuentro entre ambas delegaciones sólo un ministro saludó a Obiang, que horas había sido recibido en un Congreso sin representantes del kirchnerismo dirigente.
Como en los años de plomoPara encontrar rastros en las relaciones entre Argentina y Guinea Ecuatorial hay que remitirse a 1980 y 1981, cuando el dictador africano Teodoro Obiang suscribió un acuerdo económico, otro de cooperación científica y técnica, y un tercero de comercio con los militares argentinos. Casi 30 años más tarde, los convenios firmados por Cristina Fernández, promotora junto a su marido Néstor Kirchner de la reapertura de los procesos contra los responsables por la represión en la última dictadura, dejaron a todos boquiabiertos. Pero la visita a Buenos Aires del dictador ha sido muy cuidada por la diplomacia ecuatoguineana. Teodoro Obiang ha sido recibido por los presidentes de las dos cámaras legislativas argentinas y se cuidó para que realizara la correspondiente ofrenda floral ante el monumento del general San Martín. Cuando, al fin, se escenificó la firma de los convenios y Fernández le reprochó la situación de los derechos humanos, Obiang se limitó a sonreír. Como si hablara al viento.
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