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"Critico al periodista intrépido que trata de crear audiencias"

Ex corresponsal deTVE. Ha dado la cara desde todo el mundo. Ahora denuncia la precariedad del periodismo

TONI POLO

Quiere meter caña. Después de 37 años como corresponsal de TVE por medio mundo, el ERE del ente público ha acabado con la trayectoria de Rosa Maria Calaf (Barcelona, 1945), que ha pasado al otro lado del micrófono. Es presidente del Centro Internacional de Prensa de Barcelona y da charlas y presenta actos, como el del Foro sobre la TDT que se celebró en Lleida hace dos semanas. 'Ahora, que estoy al otro lado de la entrevista, tengo la ventaja (que no el mérito) de poder alertar de todo lo que está pasando. Hay mucha gente, en cambio, que lo piensa y no lo puede decir porque tiene que cobrar a final de mes y tiene que ir tragando. Por suerte yo ahora me puedo arriesgar a decir estas cosas que creo que se tienen que decir', cuenta.

Y ¿qué hay que decir?

Que el periodismo está derivando hacia la espectacularización, la frivolización, la banalización. Se tiende a incumplir el objetivo del periodismo, que es informar con rigor y en función de la importancia que tengan los temas para el ciudadano. Sobre todo en televisión, hacemos más espectáculo que información. Esta cultura del todo vale... no me vale.

Entonces la misión del periodismo va más allá de informar...

La misión es informar, pero si se hace de la manera más objetiva y honesta posible, se dan los elementos para que las personas se puedan crear una opinión. Así se está formando al tiempo que informando. Pero el periodista debe ser un intermediario entre la realidad y las personas, nunca el protagonista. Soy muy crítica con el mito del periodista intrépido que actúa por crear audiencia y protagoniza la noticia. ¡Por favor! No se puede dar todo el protagonismo de una manifestación multitudinaria y digna a los cuatro que la revientan, sólo porque esa imagen vende más...

¿Qué ha aprendido de su experiencia en países en conflicto?

La capacidad extraordinaria del ser humano para tirar adelante en la miseria y sin opciones, pero con una sonrisa y acogiéndote con cordialidad Esto reconforta, pero por otro lado nos evidencia la insensibilidad de nuestra sociedad, a la que no le preocupa lo que pasa en realidad. Se habla de las bolsas de pobreza, como si todo fuera riqueza, cuando es al revés.

¿Ha pasado miedo?

Sí, pero es algo que quiero desmitificar. El peligro no tiene mérito porque la de periodista es una profesión de riesgo, como la de policía o la de bombero. El periodista va al conflicto porque quiere, nadie le obliga. La única y vital exigencia es exigir a las empresas ir con los medios adecuados, no en precario ni sin experiencia

¿Ha coincidido con muchos compañeros en esas situaciones precarias?

La mayoría, porque hay muchos medios que presumen de sus corresponsales o enviados y los mandan sin ningún tipo de apoyo técnico, sin equipo, sin preparación previa. Exprimen la buena voluntad, el entusiasmo, las ganas de trabajar de esta gente joven que se la juega para tirar para adelante.

Muchos envidian su trayectoria...

Estados Unidos, Canadá y Centroamérica; La URSS y, luego, Rusia; Buenos Aires; Roma; Viena; Sureste Asiático; Pekín... Me he dedicado con exclusividad. Mi trabajo ha sido mi forma de vida.

De una vida viajera...

Mi primer viaje fue en autostop, a Suecia, con 17 años, en los 60. Ahora sería imposible. Y ahora, en otoño, me voy a perder en Australia. También tengo la posibilidad de ser observadora en procesos de paz. No pienso parar.

¿Le queda algún país por visitar?

Pocos. Con Vanuatu, en el Pacífico, ya he estado en 170 países, de los 192 que reconoce la ONU.

Se entiende que quiera ir la Estación Espacial...

Es mi sueño, porque como periodista he seguido de cerca todo su proceso de construcción. Pero me temo que vale demasiado dinero.

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