Este artículo se publicó hace 15 años.
Cruento ataque contra la cúpula del Ejército iraní
Dos altos oficiales de la Guardia Revolucionaria están entre los 35 muertos del atentado suicida en una región fronteriza con Pakistán. El grupo islamista suní Yundulah se atribuye la acción
La Guardia Revolucionaria iraní los pasdarán, baluarte de la fidelidad a la Revolución Islámica sufrió ayer el más sangriento atentado contra este Ejército de élite en la historia de Irán. Un terrorista suicida asesinó ayer a dos de sus más altos jefes militares, en un atentado en la región de Sistán-Baluchistán en el que murieron 42 personas y al menos 30 resultaron heridas.
Los dos altos cargos de la institución militar más poderosa de Irán 120.000 soldados equipados con el armamento más avanzado eran el número dos de las fuerzas terrestres de la Guardia Revolucionaria, el general Nurali Shushtari, y el comandante de Sistán-Baluchistán, el general Rajabali Mohammadzadeh.
Los medios de comunicación estatales iraníes informaron de que estos dos generales se disponían a entrar a una reunión con líderes tribales, en la ciudad de Pishin, cuando el terrorista detonó los explosivos que llevaba adheridos a su cuerpo. La cadena de televisión Press TV confirmó que, además de los dos generales, perecieron otros cuatro oficiales pasdarán y representantes tribales. Entre los fallecidos hay numerosos civiles.
Poco después del reconocimiento oficial del ataque, los mismos medios revelaron que el grupo Yundulah (Ejército de Dios) se había atribuido el atentado. Esta organización extremista suní actúa desde hace años en Irán y se le vincula tanto con Al Qaeda como con los talibanes, con los que mantiene lazos a través de la permeable frontera del país con Pakistán y Afganistán.
Yundulah había atentado en el pasado contra la Guardia Revolucionaria, sin lograr nunca resultados tan sangrientos ni conseguir acabar con jefes militares situados tan alto en su escalafón de poder.
Teherán dice que EEUU apoya a los grupos terroristas de la región
El comunicado del grupo terrorista no evitó que tanto la Guardia Revolucionaria como otras instituciones de la República Islámica acusaran a Estados Unidos de estar implicado en este atentado.
"Sin duda, este acto salvaje e inhumano está relacionado con la estrategia satánica de los extranjeros y los enemigos que han sido heridos por la Revolución Islámica", aseguraron los pasdarán en su página web.
El presidente del Parlamento iraní, Alí Lariyani, fue aun más lejos al sentenciar que el atentado "es el resultado de la política de EEUU" en la región. Irán ha acusado a Washington de apoyar a grupos terroristas en la región, incluido el que se ha atribuido este ataque.
Una reunión comprometida"El señor Obama ha dicho que extiende la mano a Irán, pero con esta acción terrorista su mano se ha teñido de sangre", concluyó Lariyani.
Desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, desmintió casi inmediatamente la supuesta implicación de su país, acusación que definió como "absolutamente falsa".
"Obama tiene las manos teñidas de sangre", afirma Alí Lariyani
Las iras de Teherán se dirigieron también contra Pakistán. La televisión estatal iraní aseguró ayer que el ministro de Exteriores iraní había convocado poco antes a un "veterano diplomático" paquistaní para reprocharle que los terroristas hubieran entrado en Irán por la frontera con Pakistán.
El atentado y las acusaciones iraníes no auguran un buen comienzo para la reunión técnica, prevista para hoy en Viena, en la que se debe retomar el diálogo sobre el programa nuclear de Irán. En esa cita, las seis potencias que participan en las conversaciones incluido EEUU tratarán la posibilidad de enriquecer uranio fuera de Irán destinado a las centrales nucleares de este país.
Además de aumentar la tensión con Occidente, el atentado pone de relieve la creciente inestabilidad en la región sureste de Irán, donde viven muchos miembros de la minoría suní. Sistan-Baluchistán ha sido escenario de frecuentes combates entre las fuerzas de seguridad, insurgentes de la etnia suní baluch y traficantes que luchan por el control del negocio de la droga en esta región.
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