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El CSC es el "Equipo A"

EFE

"Me encanta que los planes salgan bien", afirma Carlos Sastre en una frase que toma prestada del protagonista del "Equipo A", la serie de televisión que, en opinión del madrileño, define a la perfección a la formación CSC, la más fuerte de la primera mitad del Tour de Francia.

"Bjiarne Riis (director del CSC) me pregunta mucho, consulta conmigo en la carretera, somos como el 'Equipo A'", asegura antes de soltar una inusitada carcajada que revela el optimismo que envuelve a la formación danesa, la única junto a Sunier Duval que tiene dos hombres entre los diez primeros.

El CSC aparece como un bloque bien conjuntado, bien rodado, satisfecho del resultado logrado tras la primera llegada en alta montaña del Tour de Francia, la cima del Hautacam previo paso por el Tourmalet, donde dieron una exhibición de fuerza y poderío.

El trabajo de los hermanos Schleck, de Jens Voigt, Fabian Cancellara y el propio Sastre les dejó a un segundo del maillot amarillo, que heredó de rebote Cadel Evans.

Como a Hannibal Smith, el comandante de pelo blanco y sempiterno puro en la boca del "Equipo A", a Riis los planes le salieron bien en Hautacam. "Táctica perfecta, el equipo está fuerte, vamos a seguir trabajando para presionar a nuestros rivales", avisa.

El CSC endureció la subida al Tourmalet, aprovechó a Fabian Cancellara en el descenso y atacó con el mayor de los Schleck en el Hautacam. En el camino se quedaron Alejandro Valverde, Oscar Pereiro y Damiano Cunego y el maillot amarillo se les escapó por un segundo. "Un ridículo segundo", asegura Riis que, en un análisis más frío, casi se siente aliviado de no tener que llevar el peso de la carrera.

Si el ciclismo fuera un deporte de equipos, el CSC no tendría rival en este Tour. Pero como el maillot amarillo tiene sólo dos mangas y, por eso, el conjunto de Riis tendrá que decidir si lo persigue con la frescura de Schleck, de 28 años, a un segundo de Evans en la general, o apuesta por la solidez de Sastre, de 33, el corredor en activo con más "top ten" en las tres grandes vueltas.

"La jerarquía es la misma que al principio", repite Sastre, sabedor de que aunque el CSC tenía varios capitanes, ha sido él quien ha tenido la libertad de preparar la carrera a su gusto, sin agobios.

La lógica le señala como el jefe de filas natural. Ha sido cuarto en los dos últimos Tour -en el de 2006 tercero con la descalificación de Floyd Landis- y ha subido dos veces al podium de la Vuelta a España (segundo en 2007 y tercero en 2005).

El mejor Tour de Schleck, el de 2006, lo acabó en el undécimo puesto en la que es su principal prestación en una gran vuelta.

Pero Riis no parece dispuesto a renunciar a ninguna baza. "No vamos a proteger a uno más que al otro. Estamos en buena situación para hacer podium", asegura el director.

Sastre es prudente y prefiere que sea la carretera la que fije las prioridades. Ha preparado el Tour como nunca. Ha competido poco y en las carreras en las que ha participado no se ha dado al cien por cien, ha guardado fuerzas para encontrar su mejor forma en julio.

Los dirigentes de CSC le prometieron que el equipo estaría a su disposición y le liberaron de otras obligaciones y por eso cree que ahora sigue contando con su respaldo.

"Riis ha sido el apoyo más importante desde que empezó esta carrera. Me ha visto entrenar y no tiene dudas sobre mi estado", afirma el madrileño, "más tranquilo" que nunca, sin las presiones de otras ediciones.

El mayor de los Schleck tampoco tira la toalla. Sabe que tiene sus opciones, aunque se amilana ante la contrarreloj del penúltimo día, un ejercicio en el que no está fino, como demostró en la primera contrarreloj, disputada en Cholet, con 2,5 kilómetros y en la que perdió 2:14 minutos.

El campeón de Luxemburgo suspira cuando le recuerdan que la del último día tiene 53 kilómetros y asegura resignado: "Tendré que repetir dos veces lo de Hautacam".

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