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La Cumbre de las Américas despejará dudas sobre qué quieren los Castro y Obama

EFE

Cuba no irá a la Cumbre de las Américas, pero sus aliados mostrarán allí si Fidel y Raúl Castro desean frenar su confrontación con Washington, opinan diplomáticos y analistas, y añaden que ayudaría un gesto previo de distensión del presidente estadounidense, Barack Obama.

El mandatario venezolano, Hugo Chávez, analizó con los Castro este fin de semana la posición que llevará a la cumbre de Trinidad y Tobago, que se inaugurará el próximo día 17, su Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), integrada además por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Dominica.

Según diplomáticos europeos, si esos aliados persisten en que el bloqueo estadounidense sea el eje de la cita, como algunos anuncian, estará claro que las espadas siguen en alto, pero si muestran un perfil menos encendido, quedarán desveladas otras intenciones -o necesidades- de La Habana.

El secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno Miguel Insulza, advirtió que "si alguien cree que hay que empujar al presidente de Estados Unidos en la cumbre" para conseguir el fin del bloqueo, "está profundamente equivocado", y que a Cuba "no se le hace un favor empujando".

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, gestor de la normalización de relaciones de La Habana con el resto de América Latina, quiere tratar el bloqueo en Puerto España, pero "sin causar embarazo a Obama", afirman diarios de su país.

Raúl y Fidel Castro reiteraron la disposición a dialogar con Washington al recibir la semana pasada a congresistas demócratas negros estadounidenses.

El presidente cubano les recalcó la política mantenida "durante 50 años" de dialogar "sobre cualquier asunto", y Fidel escribió: "No tememos dialogar con Estados Unidos. No necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos".

Para varios analistas y diplomáticos consultados por Efe, la reunión continental desvelará también si el alegado pragmatismo del general Castro, acuciado por una crisis económica angustiosa, se impondrá a la proverbial radicalización ideológica de Chávez y su hermano Fidel.

En 2008 las importaciones cubanas crecieron 41% mientras las exportaciones cayeron 8%, y en lo que va de 2009 las primeras cuadruplican a las segundas, reconoció la semana pasada el ministro de Comercio Exterior cubano, Rodrigo Malmierca.

Ante el crecimiento del déficit comercial y la falta de liquidez -los empresarios tienen problemas para obtener divisas en sus bancos de La Habana-, muchos cubanos y observadores extranjeros ven como remedio inmediato un aumento del turismo estadounidense.

Fuentes estadounidenses afirman que Obama puede eliminar pronto la mayoría de las restricciones a los viajes y las remesas de Estados Unidos a Cuba, un alivio multimillonario para una isla en depresión crónica desde que hace dos décadas se desplomó la Unión Soviética y se acabaron sus subsidios.

Embajadores europeos reconocen notorios éxitos internacionales del general Raúl Castro, como sus reuniones con líderes rusos y chinos, o el incesante desfile de presidentes latinoamericanos por La Habana, pero añaden que nada de ello se cambia en efectivo.

Las relaciones entre Moscú y La Habana son "excelentes", pero los empresarios rusos no están cerrando acuerdos de peso económico significativo, comentó a Efe un diplomático de ese país.

En cambio, el fin de las restricciones para los viajes de estadounidenses puede duplicar en uno o dos años los ingresos de Cuba por turismo (en 2008 recibió 2,3 millones de visitantes que dejaron 2.700 millones de dólares, según cifras oficiales).

Ahora el mayor emisor de turistas hacia Cuba es Canadá, un país con 33 millones de habitantes, mientras que Estados Unidos tiene diez veces más población "y está más cerca", recordó un empresario del sector para dar idea del enorme potencial.

Agregó que sólo los viajes del 10% o 15% de los casi dos millones de cubano-americanos una vez al año, en vez del trienio que regía hasta ahora, representa un aumento de 200.000 a 300.000 visitantes anuales, y eso ya lo incluyó Obama en la ley del presupuesto de Estados Unidos para 2009.

Todo ello sin tocar el embargo comercial y financiero que rige desde 1962, al que La Habana achaca todos los males de la isla y que Obama no eliminará por ahora.

"Mantendré el embargo. Nos proporciona una palanca para poner al régimen ante una opción clara: si dais pasos importantes hacia la democracia, empezando por liberar a todos los presos políticos, nosotros daremos pasos par empezar a normalizar las relaciones", explicó Obama en 2008, y en ese sentido todo sigue igual.

Por Antonio Martínez

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