Este artículo se publicó hace 16 años.
Custo Barcelona, la primera firma española que golpea a la piratería en China
Custo Barcelona se ha convertido en la primera firma de moda española en localizar y parar con éxito una red de falsificaciones de productos textiles con su marca en China, que producía y distribuía las copias tanto en mercados internacionales como en cerca de medio centenar de tiendas del país.
Custo llevaba ocho años sufriendo el problema, sobre todo en el propio mercado chino, donde intentó introducirse, pero "las dos tiendas que se abrieron en Shanghai y Pekín se tuvieron que cerrar debido a las falsificaciones", explicó a Efe el director de la compañía, David Dalmau.
Tras casi dos años de procedimientos legales y varios intentos, los abogados de la firma, junto con las autoridades locales, hicieron hace varios días dos redadas conjuntas, en un mercadillo de Shanghai y en un almacén de Cantón que se dedicaba exclusivamente a copiar a Custo, y que resultó ser el único origen de toda la red.
Como resultado, se incautaron en el almacén de la ciudad sureña cerca de 3.000 prendas que llevaban ilegalmente la marca española, mientras en el mercadillo de falsificaciones de Nanjing Xi Lu, en Shanghai, se recogieron cerca de 400 prendas más en cinco tiendas de las siete que se habían localizado.
Las dos que se salvaron lograron evadir la inspección cerrando sus puertas antes de que llegasen las autoridades, lo que impide la entrada si no existe una orden judicial explícita.
Aunque es probable que al cabo de cierto tiempo la trama acabe reorganizándose para reconducir sus operaciones, este éxito supone un precedente que facilitará la futura defensa de la marca en China y reforzará la confianza de los distribuidores locales interesados en apoyar la entrada de la marca, indicaron Dalmau y sus abogados.
"Nuestra intención es enviar un mensaje disuasorio al mercado, que quienes se dedican a hacer negocio con estas actividades vean que es difícil vender prendas falsas de Custo Barcelona, que los vamos a perseguir y que es mejor que lo dejen", explicó a Efe Lucas Díez, abogado de la oficina de Roca Junyent en Shanghai.
En este caso, las prendas ilegales no copiaban diseños de la firma española, sino que incluían estampados propios, impresos con mala calidad, y añadían después la marca de Custo en el etiquetado y el empaquetado, lo que además degradaba la imagen de la firma.
Esto impide perseguir a los fabricantes, cuyas prendas son legales hasta que se les añade la marca falsificada, operación que se llevaba a cabo por unas 25 personas en el almacén de Cantón, que al parecer consagraba todas sus energías a la producción de copias de Custo y vendía a los minoristas sin intermediarios.
Con todo, Díez calcula que la multa que recibirá tras la operación el responsable del almacén cantonés alcanzará los 10.000 euros, un castigo inusualmente alto para estos delitos.
Para Jorge Dajani, consejero jefe de la Oficina Económica y Comercial de España en Shanghai, que también ofreció su apoyo a la empresa española en la defensa de sus derechos ante las autoridades, el éxito que ha logrado Custo demuestra que "no sólo es posible defenderse (ante las copias), sino tener éxito en la defensa".
Con todo, subrayó que "si Custo Barcelona ha conseguido parar parte de las copias, es porque tenía la marca registrada y porque ha dedicado recursos para detenerlas".
Aunque la ley china protege sobre el papel la propiedad intelectual, queda por mejorar su implementación, y parte de la dificultad está en que las violaciones no son perseguidas de oficio por las autoridades, sino que se requiere que el propio afectado reúna las pruebas necesarias, explicó Díez.
Eso implica invertir en abogados e incluso infiltrar detectives privados y notarios de incógnito para demostrar que se están llevando a cabo copias ilegales de la marca, lo que en esta ocasión fue especialmente delicado por la relación que tenía el almacén de Cantón con el crimen organizado de la ciudad.
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