Este artículo se publicó hace 17 años.
Lo dejaron todo por la danza del vientre
Cada vez más extranjeras abandonan sus países, familia, amigos y trabajo, por un sueño: venir a bailar danza del vientre a Egipto, un país en el que se admira a la vez que se desprecia a las bailarinas de danza oriental.
Ese fue el caso de la argentina Mirta del Valle o "Sohair Némesis", como prefiere que le llamen, quien tras 18 años dedicada profesionalmente a la danza del vientre, y vivir cinco en Israel y Egipto, da clases a extranjeras y egipcias en una academia de El Cairo.
Sohair tiene claro el motivo por el que ese tipo de baile atrae tanto a las mujeres de otros países: "Últimamente, la mujer se hizo muy 'machona" por varias causas como su incorporación al trabajo y en la danza (oriental) ha encontrado su lado femenino, bello", explica Sohair.
De hecho, sus clases están llenas de extranjeras atraídas por el exotismo y la sensualidad de este arte, que los egipcios llevan en su sangre, explica la bailarina.
La llegada de Sohair a la danza oriental tiene algo de cuento: estando sentada en un restaurante árabe de Buenos Aires, mientras contemplaba un espectáculo de danza, un desconocido se le acercó para decirle: "Déjalo todo, tú tienes que dedicarte a la danza".
No le hizo caso, pero luego comenzó a encontrarse con ese hombre por todas partes, como por arte de magia, y decidió seguir sus consejos y tomar sus primeras clases.
Aquel momento fue el inicio de una relación de amor con el arte de la seducción, como lo describe la argentina, que le hizo abandonar su trabajo, país y familia para viajar a otros países y continuar aprendiendo.
Así, descubrió Egipto, la cuna de la danza del vientre, en donde paradójicamente, la religión y las convenciones sociales hacen que sea mal comprendido en ocasiones.
"Le tienen (los egipcios) un cierto resquemor- explica la profesora-, es un poco contradictorio porque es un te quiero a la vez que te odio, te amo porque estás bailando y quiero ser como tú, pero a la vez te desprecio".
Sohair asegura que los egipcios no aceptan "y nunca van a aceptar" a las bailarinas de danza del vientre, aunque admite que ella nunca ha tenido ningún problema ni ha tenido que ocultar su profesión.
De la misma opinión, es la brasileña Giselle Bomentre, que baila desde hace ocho años en un conocido restaurante flotante en el Nilo, en uno de los lugares de más prestigio de la capital egipcia y que tiene hasta su propia página web www.giselebomentre.com.br
Giselle cree que en su destino estaba escrito que iba a ser bailarina y que iba a venir a tierras faraónicas. Ella lo tuvo fácil.
Famosa en Brasil, tras participar en la telenovela "Clown" de renombre internacional y bailar en el Líbano y en otros países árabes, fue llegar a Egipto y besar el santo: enseguida encontró trabajo en uno de los lugares más exclusivos de El Cairo.
Aún así, reconoce que a veces puede ser complicado para una extranjera.
"Conozco muchas historias muy tristes de gente que tiene sus sueños, vienen aquí y al final no logra bailar", lamenta Giselle, que recuerda las peripecias de una amiga suya, también brasileña, que tras intentarlo durante largo tiempo lo tuvo que dejar porque sólo le daban trabajo en lugares de dudosa reputación.
Y es que frente a los hoteles de cinco estrellas y los barcos flotantes de El Cairo, lugares en donde toda bailarina de danza del vientre que se precie aspira a bailar, están los cabarés de baja estofa, antros de perdición en los que a menudo las danzarinas son tratadas con el mismo respeto con que se trata a una prostituta.
Según Giselle, "históricamente las bailarinas se han prostituido en Egipto, de hecho, cuando Napoleón vino aquí trajo estudiosos que estuvieron analizando el fenómeno y dieron fe de ello, eran como cortesanas".
Por eso, para que no piensen mal de ella, cuando los egipcios le preguntan, Giselle dice siempre que es profesora de ballet, "para que no haya malentendidos".
A pesar de todos los obstáculos que supone su condición de mujer, bailarina y extranjera sola en Egipto, Giselle, que además luce una larga cabellera rubia, se ve viviendo en el país árabe para siempre.
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