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El derbi Zapatero-Rajoy sobre el cambio de modelo

El presidente y el líder de la oposición se preparan para debatir el miércoles

ERNESTO EKAIZER

Los equipos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy se preparan para celebrar un gran combate el miércoles próximo, día 2 de noviembre, con ocasión del debate sobre el proyecto de Ley de Economía Sostenible. En la oposición pica una curiosidad malsana: ¿por qué razón ha convocado Zapatero el debate para el miércoles siendo que ese mismo día, a las nueve horas, se difundirán las cifrasde paro registrado del mes de noviembre?

Según ya avanzó el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, el pasado día 18, el paro volverá a subir, aunque, según dijo, con 'mucha menor intensidad' de lo que lo hizo en noviembre de 2008, cuando el Inem añadió 171.000 parados más.

¡Hasta ahí podíamos llegar! Esta 'mucha menor intensidad' en la creación de parados ya se pudo advertir en octubre, cuando el paro subió en 98.906 personas, casi la mitad que los 192.658 parados de 2008. Pero aún en el caso de que el mes de noviembre arroje la mitad de la cifra de parados registrada en noviembre de 2008 ello será ilustrativo de la recuperación invisible, de momento, que ha anunciado el Gobierno.

La ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, es consciente de que el problema es la calidad de la recuperación. O dicho en otros términos: la economía española puede salir de la recesión por unas décimas, pero esto no prueba la existencia de una recuperación auténtica.

Es interesante observar que la ministra trabaja con la hipótesis de una salida 'técnica' de la recesión, de unas décimas de crecimiento, en el primer trimestre de 2010, cuando instituciones como Moody's, Citigroup, Merrill Lynch y otros vaticinan que en el cuarto trimestre en curso España volverá a la senda del crecimiento. Misérrimo, unas décimas, pero crecimiento al fin. El tema, aquí como en Estados Unidos, aun cuando este país haya abandonado técnicamente la recesión en el tercer trimestre, es el empleo.

Tampoco se engaña la ministra con el alcance del plan de medidas cuyo anteproyecto fue aprobado el pasado viernes por el Ejecutivo. Para ella, el plan perfila un marco para estimular estratégicamente el cambio de la actividad económica española.

El gran problema es: un cambio, ¿hacia dónde? En estas últimas semanas, está bastante más claro, incluso después del petardazo de la suspensión del pago de la deuda de Dubai (fue precisamente en ese país, durante la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2003, cuando Argentina anunció el recorte del 70% en el pago de la deuda en moratoria unilateral desde el año 2000 con sus acreedores internacionales), cómo se van posicionando los países.

Vietnam ha devaluado su moneda, la agencia Fitch ha degradado el crédito de México, y Grecia comienza a recorrer los mercados como un fantasma. Por no hablar de la 'caída ordenada' del dólar, una depreciación que si se mantiene sin descensos abruptos, entraría dentro de lo que el acta reservada de la reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal del mes de noviembre considera aceptable.

Todos apuestan por ganar cuota de mercado en la eventual recuperación del comercio mundial

En otros términos, todos apuestan por ganar cuota de mercado en la eventual recuperación del comercio mundial. Pero, descartada la vía de la devaluación, España tiene ante sí un largo proceso de desendeudamiento de familias, bancos y empresas. Un proceso en cuyo interregno el déficit público inevitablemente tendrá que aguantar la reanimación del sector privado de la economía.

Peter Löscher, presidente de la poderosa empresa alemana Siemens, es un hombre que conoce, por haber trabajado en Catalunya, los cambios acaecidos en la estructura económica española contemporánea. Löscher estima que de esta crisis se saldrá, en general, con más y no con menos industrialización, dentro de la cual incluye, lógicamente, las industrias verdes. Y en relación con España, más precisamente, Löscher piensa que ha fracasado la idea de que un país podía competir siendo una economía de servicios.

El problema español es, según Löscher, que carece de sectores altamente innovadores para sustituir el motor de la construcción a la salida de la recesión. Sin industria, y, además, sin banca pública para mantener parcialmente abierto el grifo del crédito (los que se la cargaron dirán, por supuesto, que menos mal), la travesía será, pues, muy larga. Mientras tanto, nos queda el gran combate Zapatero-Rajoy después del derbi Madrid-Barça.

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