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La desconfianza arruina el pacto

Los dos partidos lideran el escepticismo ante el pacto de Estado propuesto por CiU. La idea se desinfla entre reproches mutuos

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

Pacto de nadie sobre la nada. No es que el alumbramiento de un acuerdo de Estado contra la crisis sea difícil, sino que ninguna fuerza política se propone buscarlo con especial ahínco. 'El único pacto que quiere el PP es ninguno', recela un diputado socialista con peso en la dirección de su partido. '¿Dónde está el pacto? ¿Qué es? Llevamos una semana hablando de un acuerdo misterioso', pregunta un parlamentario del PP ligado al área económica de su partido.

En medio de esta desconfianza, la cara más visible de la iniciativa, el portavoz de CiU en el Congreso, ha dado prácticamente por enterrada cualquier posibilidad de consenso en su carta semanal a los afiliados de Unió Democràtica: 'Creo que no se hará nunca', sentenciaba el viernes Josep Antoni Duran Lleida. No es que cunda el pesimismo en los tres grandes actores de la obra, sino que, quizá ninguno de ellos alimentaron nunca al menos PSOE y PP demasiada esperanza de cerrar el guión con un final lleno de abrazos.

'No se sabe nada, no hay ni un papel', recela un diputado del PP

A micrófono abierto, se han cuidado las formas. Como adelantó Público el miércoles, el portavoz parlamentario socialista abrirá con CiU el próximo 16 de febrero una ronda de contactos para explorar con todas las formaciones posibilidades de acuerdo.

El partido de Rajoy, mientras tanto, asegura haber hecho los deberes que reclama CiU. El PP ha ofrecido al Gobierno, 'desde hace mucho tiempo y de manera reiterada', la posibilidad de pactar las grandes líneas en materia económica, señaló el viernes su secretaria general. Es el discurso público de los conservadores desde que el pacto aterrizó en la agenda política.

En privado, sin embargo, los dos partidos mayoritarios consideran inviable cualquier posibilidad de consenso como el que postula CiU. 'No sabemos si alguien va de farol o no, tampoco se sabe nada de lo que se ha propuesto, no hay un solo papel', justifica a Público un veterano diputado del PP.

Los conservadores advierten de que 'lo más probable es que no haya pacto'

'Resulta gracioso que alguien pueda llamar pacto a firmar un papel en el que conste que los partidos estamos en contra de que haya paro. En política económica, se necesitan actuaciones concretas', argumenta este parlamentario, en sintonía con otras voces de su partido y no a mucha distancia analítica del PSOE.

Fuentes de la dirección nacional del PP destacan la 'confusión' existente en la génesis del acuerdo: 'Primero fue CiU, luego el rey, pero ¿dónde está Zapatero?', se preguntan, 'porque él es quien debe proponer un pacto de Estado, que no quiere alcanzar con el PP por motivos ideológicos'. Con esta introducción, este dirigente conservador tiene claro el veredicto: 'Lo más probable es que no haya pacto'.

El PSOE concluye en esta misma afirmación por otro camino. 'A quien resulta difícil un pacto es siempre a la oposición, no al Gobierno, porque un acuerdo de Estado implica renunciar a determinadas armas para intentar erosionar', expone un miembro de la Ejecutiva socialista. 'Un pacto de Estado es una renuncia a la confrontación, un armisticio, y la oposición no va a renunciar a que se declare una tregua sobre la crisis', insiste.

En el PSOE hay voces menos pesimistas. 'Quizá sea imposible el gran pacto mundial, pero bienvenida sea la iniciativa si concluye en pactos concretos sobre ejes puntuales de la economía', señala un miembro de la dirección del Grupo Socialista. 'La propuesta puede valer para exigir a todos un poco más de compromiso para llegar a acuerdos', explica este diputado, que achaca al PP el rechazo al acuerdo y anuncia el inicio de una batalla de imagen: 'No quieren oír hablar de pacto. Están en un debate sobre quién es el malo de la película, el culpable de que no haya acuerdos, pero es un debate muy menor con todo el trabajo que tenemos por delante'.

Otro responsable del PSOE en el Congreso coincide en que, si se llega finalmente a algún acuerdo, 'el formato será lo de menos, da igual consenso por partes o en conjunto, aunque nadie debe confundir pactos de Estado con gobiernos casi de coalición; no se habla de eso'.

Los promotores de la iniciativa atribuyen al jefe del Ejecutivo que la propuesta no arranque: 'Para que sea posible, es necesario que Zapatero se lo crea, y no es el caso. En el otro lado, el PP sólo está esperando a que pase el cadáver del presidente', explica Pere Macias, diputado de CiU por Barcelona. No desiste, a pesar del escepticismo generalizado: 'Hay que seguir trabajando hasta que alguien le cuente a Zapatero que es una buena idea y él comience a creer en ella'.

¿Por qué la lanzó? 'En una situación de gran deterioro, cuando el PP habla de moción de censura y el Gobierno da muestras de gran descontrol, nos pareció que tenía mucho sentido', explica Macias

Las principales formaciones del Parlamento coinciden sin embargo en otro diagnóstico: hay tacticismo electoral en la federación catalana Catalunya celebrará elecciones autonómicas en otoño.Sólo el PNV, partido con el que CiU mantiene una relación de fraternidad política, difiere de este enfoque que preconizan socialistas y conservadores. Ambos coinciden en que los nacionalistas tratan de centrar su imagen ante el electorado más templado de Catalunya.

'¿Oportunista? El PP y el PSOE nos atribuyen su propia radiografía al hablar de intereses electorales, se describen', argumentan desde la dirección del grupo catalán. 'Las elecciones dependerán de los fallos o los éxitos del Tripartito, no de este pacto'.

Por alusiones. ERC atribuye a CiU el único interés de 'mostrarse como un partido de orden con Duran como hombre de Estado'. 'Si hubiesen procurado un acuerdo sin electoralismos, lo habrían explorado antes de hacer público su propósito', explica el portavoz de ERC en el Congreso.

Joan Ridao no se cierra a un acuerdo, pero introduce un matiz: el pacto debería englobar, en su opinión, a partidos y agentes sociales, pero también a las comunidades autónomas. Ridao es pesimista: 'Zapatero no tiene intención de llegar a acuerdo alguno'.

IU también denuncia electoralismo por parte de CiU. 'Son fuegos de artificio para vestirse de responsabilidad y de cara a las catalanas', observa Gaspar Llamazares, reacio a cualquier pacto que implique 'un volantazo a la derecha', dirección hacia la que denuncia que ha girado el Gobierno. 'Si quieren una salida de izquierdas, nos encontrarán; si buscan una respuesta conservadora, tendrán a IU enfrente', advierte.

El PNV, que se aparta de la denuncia de electoralismo, cree 'bastante difícil de conseguir' el pacto, como señala un portavoz de su grupo parlamentario, 'porque el primer interesado en que no se alcance es el PP'. Por cierto, los nacionalistas vascos son los más reticentes al protagonismo del rey en este debate. 'Reina, pero no gobierna, se puede reunir con quien quiera, pero de papel mediador, nada, cero, no existe en la Constitución', aclara la dirección del Grupo Vasco. Paradójicamente, los republicanos de ERC han evitado cuestionar el papel del jefe del Estado en este asunto, igual que IU. 'No tiene ninguna trascendencia política', minimiza Llamazares.

La difícil forja del acuerdo ha eclipsado su contenido, que aún es un magma sin forma. En el kilómetro cero del consenso, el PSOE apunta cinco grandes epígrafes en abstracto: corrección del déficit, reforma laboral, futuro de las pensiones, educación y Ley de Economía Sostenible, aunque recuerdan que buena parte del contenido de esta última es privativo del Gobierno.

El PP no ha mostrado sus cartas, a la espera del debate monográfico sobre la crisis que se celebrará en el Congreso el próximo miércoles. Esperan escuchar antes a Zapatero igual que CiU, que enumera los grandes ejes que cita el PSOE y concreta algunos detalles menos vagos, mencionando política de vivienda o reformas relacionadas con los autónomos. IU resume su programa económico para llevarlo al debate: reforma fiscal progresiva y lucha contra el fraude, impulso a la reactivación económica y planes de empleo y de sostenibilidad.

Mientras, para preparar la semana, PP y PSOE utilizaron ayer en público el pacto como arma de confrontación. Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, instó al PP a no estorbar 'si no quiere hacer propuestas'. Y el vicesecretario de Política Autonómica del PP, Javier Arenas consideró que PSOE no puede darles lecciones 'de lo que es pactar'. 'Vamos a ayudar, pero que se termine la propaganda', dijo. También coleó la ronda de contactos del rey. José Bono, presidente del Congreso, ve dentro de lo 'normal' que el rey se interese 'por lo que pasa en España'. Y hasta JohanCruyff, ex entrenador del Barcelona, se permitió opinar: 'Los deportistas estamos acostumbrados a atacar entre todos. Por eso me gusta lo que ha dicho el rey: ¿por qué coño no trabajáis juntos?'.

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