Este artículo se publicó hace 13 años.
Desesperación y pánico en Japón tras sismo, emergencia nuclear
Por Kim Kyung-Hoon
Sobrevivientes del devastadorterremoto y tsunami de Japón se apiñaban el sábado en refugios,mientras los rescatistas buscaban en un litoral destrozadoentre casas y vehículos sumergidos y embarcaciones varadas.
Imágenes aéreas mostraban edificios y trenes esparcidoscomo juguetes de niños después que muros de agua inundaronáreas alrededor de la ciudad de Sendai, a cerca de 130kilómetros del epicentro del terremoto y entre las áreas peorcastigadas.
"Todo es muy difícil ahora", dijo Kumi Onodera, una técnicadental de 34 años de Sendai, quien dice que su terribleexperiencia la noche anterior fue "como una escena de unapelícula de desastre".
"El camino se movía para arriba y abajo como una ola. Lascosas se incendiaban y estaba nevando. Uno realmente llega aapreciar lo que tiene en su vida cotidiana", agregó.
Sumándose al pánico, radiación que se fugó de un reactornuclear inestable en la prefectura de Fukushima, cerca deSendai, un puerto de 1 millón de habitantes conocido como la"Ciudad de Arboles" y acunado por volcanes inactivos.
En distritos alrededor de Fukushima, los sobrevivientes seformaron para beber agua en centros de la ciudad, llenandoteteras y recipientes plásticos, mientras funcionarios de lasfuerzas de autodefensa de Japón buscaban gente desaparecida.
En Iwanuma, no lejos de Sendai, enfermeras y médicos fueronrescatados tras escribir S.O.S. en el techo de un hospital enparte sumergido, una de las muchas escenas desesperadas.
Cientos de naves de pesca, muchas dadas vuelta, estabanvaradas en campos tras haber sido golpeados por el tsunami de10 metros de altura.
La agencia de noticias Kyodo dijo que unas 300.000 personasfueron evacuadas en todo el país, de las cuales 90.000 eran delos alrededores de la planta nuclear.
Al menos 1.700 personas habrían muerto debido al terremoto,el quinto más poderoso en el último siglo.
ACAPARAMIENTO, LARGAS ESPERAS POR SUMINISTROS
Frente a la costa noreste de Japón, un tanquero de petróleoyacía misteriosamente varado en aguas poco profundas. En elinterior, en Sendai, una camioneta negra colgaba peligrosamentede un poste de metal.
En una localidad, Minamisanriku, no se podía establecercontacto con unas 9.500 personas, la mitad de la población.
La electricidad y los teléfonos celulares no funcionaban engran parte de la región.
En Mito, otra ciudad del área, largas filas se formabanfuera de un dañado supermercado mientras cientos esperaban pormedicamentos, agua y otros suministros. Los suministrosdisminuían mientras la gente se abastecía, sin que se supieracuánto tiempo tardarían en arribar los nuevos productos.
"Todas las tiendas están cerradas, esta es una de las pocasaún abiertas. Así que vine a comprar y abastecerme de pañales,agua potable y alimentos", dijo a Reuters Kunio Iwatsuki, de 68años.
En la cercana ciudad de Oarai, los sobrevivientes atestabanun gimnasio de escuela transformado en refugio.
El servicio ferroviario era un caos, y cuatro trenes en lasprefecturas de Miyagi e Iwate estaban desaparecidos.
En Tokio, donde muchos han temido largo tiempo laperspectiva de otro terremoto monstruoso de la escala que matóa 140.000 personas en 1923, los residentes luchaban para llegara un acuerdo sobre el daño inflingido al país y su ciudad.
Algunos se aliviaban al saber que el daño en la capital nofue mayor, pero muchos seguían afectados por el pánico por elcontinuado caos en otros sitios, especialmente por la fuga deradiación del reactor nuclear en la prefectura de Fukushima.
"La gente hace manuales para terremotos, pero cuando elterremoto ocurre en realidad, ¿puede uno realmente seguir elmanual?", dijo el trabajador de 60 años, Kiyoshi Kanazawa.
"Todos corren cuando las cosas se sacuden, y le piden quedetenga los gases y llamas en su casa, pero uno no tienesuficiente espacio para eso en su cerebro", añadió.
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