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Un desfile minero da comienzo a los carnavales de Bolivia

Reuters

Fuertes dinamitazos y una densa neblina inauguraron el sábado el desfile minero de la región altiplánica de Potosí, la primera de las celebraciones del carnaval en Bolivia.

Miles de mineros descendieron por la mañana desde muy temprano desde los 4.800 metros de altura de la montaña conocida como Cerro Rico ("Sumaj orcko", en quechua) cantando y bailando con su típica vestimenta y herramientas de trabajo.

"Desde ayer (viernes) estamos celebrando. Esto lo hacemos para agracecerle al 'Tata ckajcha' (padre de los mineros) por el buen año que hemos tenido", confesó a Reuters Omar Villaroel, un joven minero que aprendió el oficio de su padre y abuelo.

La Gran Entrada de los mineros da inicio a la temporada de fiestas populares en Bolivia, que alcanza su punto máximo con el carnaval de Oruro el 20 de febrero.

Durante toda la ruta de poco más de un kilómetro, desfilaron 43 hermandades representantes de las diferentes cooperativas afiliadas a la Federación Departamental de Cooperativas Mineras (Fedecomin) de Potosí.

Los festejos se extenderán hasta el domingo, cuando los bailarines entran a la ciudad cargando en hombros al 'Tata ckajcha'.

El Cerro Rico fue alguna vez la mina de plata más grande del mundo. Desde su descubrimiento, en el siglo XVI, no ha dejado de operar y ahora, además, produce estaño y otros minerales que son extraídos por cooperativas mineras y empresas.

La filial en Bolivia de la estadounidense Coeur d'Alene Mines es la principal firma que extrae plata del Cerro Rico.

Sin embargo, en octubre de 2009, el Gobierno prohibió todas las labores mineras a más de 4.400 metros sobre el nivel del mar mientras se complete un estudio geológico sobre la situación del yacimiento, en cuya superficie se han detectado al menos 136 hundimientos.

"Hace más de 20 años que bailo. Bailaron mi abuelo y mi padre. Ahora lo hago yo y mañana lo harán mis hijos y mis nietos", declaró Raymundo Veizaga, un minero de 64 años que extrae minerales desde los 23.

Veizaga, como toda su hermandad, viste el mono típico del minero, casco, botas de hule y lleva atada a la cintura una pequeña botella de alcohol etílico de 96 grados, de donde sorbe cada 10 minutos.

Fuera de la ruta, el alcohol ya se ha cobrado algunas víctimas que yacen en el suelo boca abajo. Algunos no llegarán al día siguiente, atacados por la hipotermia. Sin embargo, morir joven parece no importarles a los mineros.

La expectativa de vida del trabajador de la mina es muy corta y, con suerte, algunos llegan a los 50 años, pero muy debilitados por la silicosis, un mal que afecta el sistema respiratorio producto de los polvos inhalados durante años en los agujeros.

La plata se extrae en Potosí desde hace 400 años, cuando se la llevaba la Corona española. La ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

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