Este artículo se publicó hace 16 años.
La desilusión de los franceses marca el primer aniversario de la elección de Sarkozy
Nicolas Sarkozy celebra mañana el primer aniversario de su elección como presidente de la república, en medio de la desilusión de los franceses por su forma de desempeñar el cargo y la falta de resultados de sus reformas.
Los índices de impopularidad del jefe de Estado varían, desde un 72 por ciento de descontentos en una encuesta de Ifop, hasta un 66 por ciento en OpinionWay, mientras el 62 por ciento, según CSA, teme una "grave crisis" de aquí al final de su mandato, en 2012, y un 55 por ciento no quiere que aspire entonces a un segundo mandato.
Se trata de una caída brutal para quien fue elegido hace un año con más del 53 por ciento de los votos frente a la candidata socialista, Ségolène Royal, y que gozó de un "estado de gracia" excepcional durante seis meses, antes de un vuelco inexorable.
El conservador Sarkozy figura ahora en los sondeos como el más impopular de los presidentes de la V República después de casi un año en el poder: sucedió a Jacques Chirac en el Elíseo el 16 de mayo de 2007.
"Que haya decepciones, expectativas, problemas, dificultades, no sólo lo sé sino que me había preparado para ello", afirmó el jefe de Estado en una larga entrevista televisada el pasado 24 abril, en la que fracasó en su intento de recobrar la confianza de los franceses.
Ha pasado de ser el "hiperpresidente" omnipresente que lo comentaba todo, se ocupaba de todo y copaba las portadas con su vida amorosa, a tener un tono más sobrio, a ser más discreto, hablar menos y tratar de proyectar una imagen "más presidencial", como la que los franceses esperan de sus jefes de Estado.
Ese cambio de estilo se acentuó después de la sonada derrota de sus filas conservadores en las elecciones locales de marzo.
Pero perdura el efecto de los estragos causados por la imagen del "presidente bling bling", aficionado al lujo -como el crucero en el yate de un multimillonaria nada más ser elegido- y la mediatización al máximo de su vida privada, con la saga de su divorcio, en octubre, de su segunda esposa, Cecilia, o sus vacaciones lujosas en Egipto y Jordania con su nuevo amor, la cantante y ex modelo italiana Carla Bruni, con la que se casó el pasado febrero.
"Lo que le fue fatal" a Sarkozy, según un analista, es "el desfase entre esta sobreexposición y las dificultades de los franceses en ausencia de resultados económicos".
Los asesores del presidente confían ahora en el "efecto Bruni", a la que atribuyen su nueva sobriedad, para ayudar a rescatarlo de la impopularidad, aunque por ahora no se ve en los sondeos: un 63 por ciento se dice descontento con la forma en que ejerce la función presidencial.
Los asesores de Sarkozy también esperan que las reformas lanzadas -un récord de 55 en apenas un año en los más diversos ámbitos- empiecen a dar fruto, pese a la pésima coyuntura económica global, y que mejore el poder adquisitivo de los franceses, la primera preocupación de la población.
Si bien sólo un 40 por ciento de los sondeados por OpinionWay se declara satisfecho de las reformas emprendidas, paradójicamente una mayoría ve con buenos ojos gran parte de las medidas lanzadas o anunciadas.
Por ejemplo, el "escudo fiscal" que limita los impuestos al 50 por ciento de todos los ingresos, la supresión de impuestos sobre las horas extraordinarias y sobre las herencias, la reforma de los regímenes especiales de pensiones, la ley sobre los servicios mínimos en el transporte publico o el aumento de la participación de los asalariados en los beneficios de las empresas.
También una mayoría se pronuncia por el alargamiento del período de cotización de 40 a 41 años para tener derecho a una pensión completa, que el Gobierno impulsa y que los sindicatos rechazan.
En cambio, la supresión de decenas de tribunales o de 11.200 puestos en la enseñanza, la creación de "franquicias médicas", y el envío de más soldados a Afganistán son criticados por más del 50 por ciento.
Hecha esta última salvedad, la mitad de los franceses se declara satisfecha de la defensa de los intereses de Francia en la escena internacional por parte de Sarkozy, cuyo balance diplomático incluye la adopción de un nuevo tratado para sacar a la Unión Europea de la crisis en que la sumió el "no" de los franceses a la Constitución.
No se sabe si Sarkozy celebrará mañana el primer aniversario de su elección con los militantes de su partido conservador, pero su primer ministro, François Fillon, rehusó hoy hacer un balance.
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