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Dieta materna no está asociada con salud cardíaca hijos: estudio

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Por Genevra Pittman

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Un reciente estudio realizadoen Africa occidental sugiere que complementar la dieta de lasembarazadas con calorías y proteínas extras no protegería a loshijos de los factores de riesgo cardíacos en la adolescencia.

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Sin embargo, investigadores ajenos a ese estudio sugierenque esas calorías prenatales adicionales demorarían más en dara conocer su efecto reductor del colesterol y la presiónarterial en los niños.

"Aún hay un gran signo de interrogación", dijo Marie-JoBrion, epidemióloga de la University of Bristol, de GranBretaña, sobre cómo funciona el uso de esos suplementos.

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La teoría general indica que los hijos de mujeres conmalnutrición son más propensos a ser pequeños y tener bajo pesoal nacer, lo que tendrían consecuencias de largo plazo en lasalud, como el riesgo cardíaco, explicó el doctor Prakesh Shah,epidemiólogo de University of Toronto.

En el nuevo estudio, los investigadores liderados porSophie Hawkesworth, de la London School of Hygiene and TropicalMedicine, determinó algunos factores de riesgo de diabetes yenfermedad cardíaca entre 1.300 niños de Gambia cuyas edadesfluctuaban entre 11 y 17 años.

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La mitad eran hijos de mujeres que habían tomadosuplementos alimentarios equivalentes a 1.000 calorías diariasdesde la semana 20 de gestación; la otra mitad eran hijos demujeres que actuaron como grupo de comparación.

Los autores no hallaron diferencias claras entre ambosgrupos de adolescentes en cuanto al Indice de Masa Corporal(IMC), el colesterol, la presión o los niveles de glucosa einsulina en sangre, dos signos de alarma de la diabetes.

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En otro estudio, publicado también en American Journal ofClinical Nutrition, los autores hallaron que darles calcio alas embarazadas no tenía relación alguna con los niveles depresión de sus hijos de entre 5 y 10 años.

Shah consideró la posibilidad de que los investigadorestuvieran que seguir a los niños muchos más años para detectaralguna diferencia derivada del uso de suplementos o que,quizás, empezarlo en la semana 20 de gestación sería tarde parainfluir en la salud cardíaca infantil.

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De cualquier manera, "extrapolar estos resultados a un paísdesarrollado será un gran desafío", dijo, porque "el estadonutricional subyacente de esas madres es completamentedistinto" al de las mujeres de países como Estados Unidos yCanadá.

Otra limitación del estudio, según Shah, es que el equiposólo pudo seguir al 60 por ciento de los hijos de lasparticipantes del estudio original.

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Keith West, experto en nutrición infantil de la EscuelaBloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins, señaló que esosiempre ocurre con los estudios de largo plazo en países pobresy que la falta de resultados no significa que los suplementosno logren diferencias.

"Los cambios al inicio de la vida a través de una buenanutrición son innegables", aseguró, al referirse al desarrolloy a la resistencia a las enfermedades.

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FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition, online 15de junio del 2011.

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