Este artículo se publicó hace 15 años.
Difícil reto para la izquierda japonesa tras histórica victoria
El próximo dirigente de Japón, Yukio Hatoyama, comenzó el lunes las negociaciones para formar un nuevo Gobierno que afrontará desafíos como un desempleo récord y una sociedad que envejece con rapidez, después de que los votantes dieran a su partido un amplio respaldo.
La histórica victoria del domingo del Partido Democrático de Japón (PDJ) acaba con un largo estancamiento parlamentario y anuncia la llegada de un gobierno que se ha comprometido a poner recursos en manos de los consumidores, recortar los gastos innecesarios y quitarle poder a los burócratas.
Al derrotado Partido Liberal Democrático (PLD), cuyo dominio se extendió de manera casi ininterrumpida durante casi medio siglo, sólo le queda lamer sus heridas tras sufrir su peor derrota electoral desde su fundación en 1955.
"Ha llevado mucho tiempo, pero hemos llegado a la línea de salida", dijo el lunes Hatoyama, en una conferencia de prensa desde su casa en Tokio.
"De ninguna manera esto es el destino. No mientras seamos capaces de hacer avanzar la política, de crear una nueva clase de política que cumpla las expectativas de la gente", agregó.
Hatoyama deberá armar un equipo de transición para organizar el cambio de gobierno, pero ha dicho que no anunciará su gabinete hasta que él sea nombrado oficialmente primer ministro en una sesión especial del Parlamento, probablemente en unas dos semanas.
Los inversores dieron la bienvenida al final de un estancamiento parlamentario que ha bloqueado la toma de decisiones cuando Japón lucha con su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
El PDJ y sus aliados menores obtuvieron el control de la Cámara alta el 2007 y consiguieron retrasar proyectos de ley.
Las previsiones de los medios daban al PDJ 308 escaños de la Cámara baja, casi triplicando su número actual de asientos en el órgano de 480 escaños. El PLD sólo ganó, desde los 300 que ostenta actualmente.
"El problema es cuánto pueden ofrecer realmente los demócratas en los primeros 100 días. Si pueden formar un nuevo Gabinete rápidamente aliviarán las preocupaciones del mercado sobre su capacidad de gobernar", dijo Koichi Haji, economista en jefe del Instituto de Investigación NLI.
Pese a la victoria aplastante de los demócratas, muchos votantes y analistas han dicho que ésta fue impulsada más por la frustración hacia el PLD que por apoyo al partido opositor formado hace una década.
"No es que los demócratas sean buenos. Vote por ellos como un castigo al PLD. El PLD debe cambiar", dijo Etsuji Inuzuka, de 47 años y trabajador del sector mobiliario.
Los demócratas, que se enfrentarán con elecciones en la Cámara alta en menos de un año, deberán moverse rápido para mantener el apoyo de unos votantes preocupados por cifras de desempleo récord y una sociedad que está envejeciendo rápidamente, lo que aumenta el coste de la seguridad social.
Japón envejece más rápido que cualquier otro país rico. Más de una cuarta parte de los japoneses será mayor de 65 años en 2015.
Algunos analistas han dicho que los planes de gasto de los demócratas podrían dar un impulso a corto plazo a la economía, justo cuando ésta emerge de la recesión, pero están preocupados de que sus programas aumenten una deuda pública que ya equivale al 170 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
Los datos conocidos el lunes muestran una caída en los sueldos y las ventas minoristas en el país, lo que enfatiza la debilidad de la economía, aunque la producción industrial repuntó gracias a los planes globales de estímulo.
"Hay señales de que la economía tocó piso en Japón. Pero la recuperación aún es débil y es difícil creer que lo peor quedó atrás", dijo Akihiko Tembo, presidente de la Asociación de Petróleo de Japón.
La victoria de los demócratas pone fin al "triángulo de hierro", una asociación del PLD con las grandes empresas y los burócratas que convirtió a Japón en una potencia económica desde las cenizas de la derrota del país en la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, la estrategia se hundió al romperse la "burbuja" económica a fines de la década de 1980. Desde entonces, el crecimiento no ha logrado recuperarse completamente.
El apoyo al PLD fue disminuyendo durante años, pero su carismático líder Junichiro Koizumi lo condujo a una gran victoria electoral en 2005 con promesas de reformas favorables al mercado.
Esas reformas llegaron a ser criticadas incluso dentro del PLD por agrandar las brechas sociales y de ingresos, y fueron atacadas además después de que la crisis llevara a Japón a la recesión.
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