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El director Marco Berger niega que su presencia en el Festival de Roma sea cuestión de suerte

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El cineasta argentino Marco Berger no cree que su participación en el IV Festival Internacional de Cine de Roma se deba a una cuestión de suerte, aunque reconoce que, por su edad (30 años) y por el hecho de que presente su primer largometraje, esto es lo que pueda pensar el gran público.

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En una entrevista mantenida con Efe hoy en la capital italiana, el joven director habla de todo el tiempo que le ha llevado poder llegar hasta este punto, a presentar un filme, "Plan B", en un certamen cinematográfico internacional.

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"Yo quería hacer cine a mis dieciséis años. La mitad de mi vida estuve tratando de hacer cine. Sé que para la mirada de mucha gente soy muy joven", afirmó Berger.

Sin embargo, para él, hacer un largometraje era algo natural, porque quería mostrar su visión interior y porque lleva la mitad de su vida "esperando a hacer una película".

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"A mí no me llama tanto la atención, porque estudié mucho, me preparé mucho, puse mucha energía de mi vida en el cine (...). Para el de afuera es como muy rápido, fue como casi un golpe de suerte. Para mí, no: sé que hay mucho trabajo detrás y que cada parte de la película está muy pensada", añadió.

El cineasta presentó hoy en el Festival de Roma la única producción argentina que compite dentro de la sección oficial por el Marco Aurelio de Oro, una cinta que habla de una relación homosexual a la que dos hombres, en principio heterosexuales, deben hacer frente sin haberlo buscado.

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El tema de la homosexualidad planea sobre toda la película como una forma, según su autor, de hacer ver al gran público que no supone ningún problema ser gay y que las distinciones tan marcadas antaño entre una y otra tendencia sexualidad poco a poco van cayendo.

"Se está volviendo más a lo que era en un principio la sociedad. La sociedad en muy principio era más bisexual. Después vino la Iglesia para dividir y organizar. Que no fue con maldad, fue más como una cuestión organizativa, casi familiar", afirma Berger.

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"Lo que los griegos tenían como amantes desaparece, se prohíbe tanto que casi que se vuelve como una locura, cuando en el fondo qué importa. Obviamente la naturaleza muestra que el hombre y la mujer tienen que estar juntos para reproducirse, pero eso no impide que dos personas del mismo sexo no se puedan amar", agrega.

Berger, reconocido homosexual, no cree que en Argentina exista un sentimiento de homofobia como el que parece acusarse cada vez más en Italia, donde los colectivos gays denuncian una notable escalada de agresiones hacia ellos.

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Y afirma que la cuestión de las agresiones se produce por un choque de "extremos", en la que entra en juego, según él, tanto la manera "muy agresiva" que a veces los homosexuales tienen de reivindicar sus derechos, como la sensación de invasión que la otra parte siente ante el poder y la riqueza asociada a los gays.

En "Plan B", el cineasta narra la historia de Bruno, quien caerá en su propia trampa al terminar enamorándose de Pablo, el actual novio de su ex novia, al que en un principio se acerca para poder ser su amigo e intentar minar la relación desde dentro y así poder recuperar a la chica.

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"La película habla de casi una bisexualidad, porque cuando terminas de ver la película tampoco piensas en si él es gay o no es gay. Tampoco te haces esa pregunta. Se le abre una posibilidad más, que es lo que yo digo: 'bueno, no es tan grave'", apunta.

"Si mañana te pasa, te pasa. Si te pasa, puedes estar un poco más abierto. Así como yo también, si conozco una chica que me gusta, me tendré que atener a las consecuencias", agrega.

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Miguel Cabanillas

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