Este artículo se publicó hace 17 años.
El director Martínez Lázaro destaca que en "Las 13 rosas" quiso huir de la grandilocuencia
A la hora de llevar al cine los dramáticos hechos de "Las 13 rosas", Emilio Martínez Lázaro quiso huir de la "grandilocuencia" y sobre todo, de cargar las tintas, por eso, explica: "Debí suavizar esa realidad tan cruda. No podía mostrar la casa de los horrores".
Con un reparto de lujo, encabezado por Pilar López de Ayala, Verónica Sánchez, Marta Etura, Luisa Martín, Goya Toledo, Bárbara Lennie, Félix Gómez, Fran Perea, o Asier Etxeandía, "Las 13 rosas" que hoy presentó a la prensa su director y parte del equipo artístico, se estrena el viernes.
Martínez Lázaro tuvo conocimiento, por primera vez, del caso en 1992, cuando su montadora le habló de las que eran conocidas entonces como "Las menores", trece jóvenes, la mayoría menores de edad, fusiladas durante los primeros meses del triunfo franquista en la Guerra Civil.
Fue un hecho cargado de dramatismo no sólo por su juventud, sino por su inocencia, pues ninguna tenía una conexión política clara, sino que sólo realizaban labores de ayuda y socorro para las Juventudes Socialistas. Sometidas a Consejo de Guerra, fueron ajusticiadas dos días después, en la madrugada del 5 de agosto de 1939.
Martínez Lázaro se metió de lleno en el caso gracias al libro de Carlos Fonseca, "totalmente riguroso y documentado", y se convenció de llevar a la pantalla y dar a conocer esta historia que él entiende como un acto de "venganza", un "escarmiento" de Franco para lograr el "exterminio sistemático de la oposición".
De hecho, la misma madrugada que mataron a las '13 rosas', fueron fusilados también, frente al muro del cementerio madrileño de La Almudena, más de 50 jóvenes.
El cineasta visitó en Valencia a la única superviviente, Carmen Cuesta, y ella le dio la clave que tanto buscaba para enfocar la película: "No podía ser grandilocuente, ni construir personajes heroicos que, basados en hechos reales, resultarían falsos".
De ahí que se planteara la película intentando narrar la reacción, entre la ingenuidad y el heroísmo, de esos 13 personajes ante esos hechos dramáticos, más allá de los acontecimientos que las rodean.
Pero ante unos hechos tan duros, el cineasta siempre lo tuvo claro: "Cuando la realidad es tan dramática, la ficción puede suavizarla. No es necesario cargar las tintas".
Y como ejemplo pone las escenas de los interrogatorios de la policía, las insalubres e inhumanas condiciones de la cárcel, o el trato de los funcionarios.
"No quería mostrar la casa de los horrores. Así que no quise regocijarme en la maldad de los malos; por eso construí funcionarios de trato entrañable y cariñoso", cuenta. Y añade: "Porque la maldad estaba ahí arriba, entre los jerifaltes".
El hecho de que el estreno de "Las 13 rosas" coincida con el debate de la Ley de la Memoria Histórica no es algo que le atraiga a Martínez Lázaro.
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