Este artículo se publicó hace 15 años.
El discreto viraje hacia las energías renovables
Sarkozy sigue apostando por la energía nuclear como principal fuente de electricidad, pero respetando los criterios de reducción de las emisiones de CO2
Alberto Pradilla
Francia sigue apostando oficialmente por la energía nuclear como principal fuente de electricidad, pero respetando, al mismo tiempo, los criterios de reducción de las emisiones de CO2.
A efectos públicos, sigue promoviendo su opción energética mayoritaria a nivel mundial, y cuenta con varias empresas muy potentes en el sector electronuclear, como EDF, Areva y Suez.
Pero, de puertas adentro, por decisión del Elíseo, el Gobierno francés empieza a retirar algunas bazas a la energía atómica para empezar a confiarlas a las energías renovables, como la eólica y la fotovoltaica. Con toda discreción, y por si acaso.
En 2008, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, declaró que, a partir de esa fecha, el Gobierno dedicaría a la investigación pública en energías renovables la misma suma económica que destina a investigación en energía nuclear. La secretaria de Estado francesa de Ecología, Chantal Jouanno, confirmó el pasado mes de agosto que Nicolas Sarkozy está cumpliendo su promesa. Según Jouanno, en 2009 ya se había alcanzado esa equivalencia.
No es más que un granito de arena, que se refiere sólo a la investigación básica pública. Un ejemplo de esta tendencia sería la inversión en investigación de centrales solares de tercera generación. Pero, aparte de este anuncio, la balanza sigue inclinada en el resto de los campos por lo nuclear.
Sin embargo, éste es un primer paso en el reino del átomo. El próximo, en preparación, podría ser aún más sorprendente. Según fuentes gubernamentales, parte del inmenso préstamo estatal que Nicolas Sarkozy está preparando va a ir destinado a crear el Comisariado de las Energías Renovables. Será creado a imagen y semejanza del Comisariado de la Energía Atómica (CEA) de 1945. Sólidamente dotado de fondos, el CEA transformó a Francia en potencia nuclear militar en sólo quince años, y en potencia electronuclear civil en sólo un cuarto de siglo.
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