Este artículo se publicó hace 14 años.
Doscientas voces autorizadas claman en París por un mundo sin armas nucleares
Mientras Washington y Moscú ultiman un acuerdo para reducir parte de sus arsenales atómicos y aumentan la desconfianza hacia los planes de Irán y Corea del Norte, cerca de doscientos expertos, políticos y celebridades se reúnen en París para intentar avanzar hacia un mundo sin armas nucleares.
El mundo que a mitad del siglo XX desarrolló -y utilizó contra civiles en Nagasaki e Hiroshima- la bomba atómica, ha cambiado y existen nuevos retos a los que enfrentarse, como la seguridad alimentaria, el cambio climático o el terrorismo global, señalaron gran parte de los expertos reunidos en la conferencia Global Zero de París.
Se trata de una visión de las relaciones internacionales del siglo XXI que dicen compartir también el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, líderes de los dos países que poseen en torno al 95 por ciento del arsenal nuclear de todo el planeta.
Ambos hicieron llegar a la conferencia sendos mensajes de apoyo a la iniciativa desmilitarizadora, aunque se trata de una meta que "no va a ser fácil" y que quizá no alcancemos "mientras estemos vivos", según escribió en su misiva el inquilino de la Casa Blanca.
Más indulgente con el calendario se mostró una de sus madrinas de gala, la reina Noor de Jordania, quien quiso impregnar de optimismo la conferencia que se desarrollará hasta el jueves y aseguró que el planeta está "más cerca que nunca de un mundo sin armas nucleares".
Por su parte, el otro rostro popular de la sesión, el actor estadounidense Michael Douglas, aportó un toque histórico-dramático a la conferencia, al recordar cómo cuando era niño, en su escuela de Nueva York, los maestros explicaban a los alumnos que en caso de que vieran una "intensa luz verde", debían esconderse "debajo de la mesa".
La iniciativa Global Zero -creada en 2008 esencialmente por diplomáticos estadounidenses- esboza el horizonte de 2030 como fecha para haber erradicado del mundo las armas más devastadoras que jamás ha creado el ser humano.
Hasta entonces, las prioridades pasan por asentar la No Proliferación Nuclear (TNP), cuyo tratado no han firmado Estados nucleares como India, Pakistán, Israel y asegurar la seguridad, la confianza y la fiabilidad de los arsenales ya existentes, al tiempo que se van reduciendo.
Así lo expresó el que fuera el máximo responsable de la política Exterior estadounidense entre 1982 y 1989, George Shultz, quien resaltó la "urgencia" que suscita el acabar con ese tipo de armamento y evocó el peligro que supondría que esa clase de arsenales cayeran en manos de grupos terroristas.
Pero el terrorismo no es el único punto que suscita inquietudes, ya que existe consenso sobre la amenaza para la seguridad global que genera el histórico conflicto de Oriente Medio entre israelíes y palestinos, las ambiciones nucleares de Corea del Norte o los presuntos planes militares de Irán, un país que ha hecho pública su voluntad de eliminar al Estado de Israel.
Parece también, como señaló el ministro brasileño de Exteriores, Carlos Amorim, en consonancia con la postura de países como Francia o Sudáfrica, que las soluciones a los nuevos desafíos globales pasan por reformar las Naciones Unidas, cuyo secretario general, el surcoreano Ban Ki-moon, se sumó en vídeo a las buenas intenciones de la conferencia.
Son algunos de los obstáculos que los líderes mundiales deberán ir sorteando para lograr configurar un mundo sin armas atómicas, un horizonte que supondría una "tremenda explosión silenciosa", dijo Amorim.
El máximo responsable de la diplomacia brasileña aseguró además que actualmente "las armas nucleares no son necesarias" y suponen "un riesgo para la verdadera democratización de las relaciones internacionales", en un momento en el que "la era del balance del mundo" basada en los arsenales nucleares "está acabada".
Sin embargo, que las pacíficas intenciones expresadas por representantes de países tan influyentes en las relaciones internacionales como Estados Unidos, Rusia, Francia o Brasil lleguen a buen puerto, parece todavía una lejana quimera.
No obstante, según el mensaje que transmitió Obama a los asistentes a la conferencia, "cuando la gente apasionada y de buena voluntad se niega a aceptar el mundo tal y como es, (...) un gran cambio es inevitable".
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