Este artículo se publicó hace 15 años.
Dublín admite que el "Sí" a Lisboa será difícil
Irlanda afronta una difícil batalla para conseguir la ratificación del Tratado de Lisboa en un referéndum el próximo mes, admitió el viernes el ministro de Exteriores, Micheal Martin, lo que amenaza una vez más las ambiciones de la UE de alcanzar una mayor influencia mundial.
Los planes de la UE para remodelar su sistema de toma de decisiones y su estructura de política exterior dependen de los votantes irlandeses, que suponen menos de un uno por ciento de la población total de los Veintisiete, y ya rechazaron el tratado en un referéndum el año pasado.
Una encuesta de opinión publicada el jueves mostraba que el apoyo por el tratado había caído a falta de cuatro semanas para la cita con las urnas por segunda vez, el 2 de octubre.
"Nunca me hice ilusiones, sabía que iba a ser muy difícil conseguirlo, pero creo que podemos hacerlo", dijo Martin a la cadena nacional de radio RTE.
"Tenemos un reto muy significativo por delante, va a ser una campaña muy ajustada y demandará todos los recursos, convicciones, políticas y pasión de todos los del lado del "Sí' ".
Los partidarios del "Sí" aún lideran las encuestas de opinión pero se ha producido un incremento del número de indecisos, reflejando lo importante que será la campaña en las próximas cuatro semanas.
No obstante, los analistas han advertido de que la profunda impopularidad del Gobierno podría desembocar en un significativo voto de protesta y la persistente confusión sobre el tratado y el funcionamiento de la UE podrían ir en contra un arrollador "Sí".
El tratado tiene que ser ratificado por los 27 estados miembros antes de que entre en vigor y los presidentes euroescépticos de Polonia y República Checa han dicho que esperarán al referéndum irlandés antes de firmar la ley en sus países.
La consulta del año pasado se perdió por la confusión del votante, una campaña oficial sin brillo y una oposición que sacó provecho de ambos, cogiendo al Gobierno a contrapié con emotivos argumentos sobre abortos, neutralidad e impuestos.
Esta vez, Dublín ha obtenido concesiones de Bruselas en áreas de política claves, incluyendo el derecho a retener un comisario de la UE, y se ha comprometido a no repetir los errores de la última campaña.
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