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Durmiendo en una almazara

El oleoturismo ofrece múltiples posibilidades, desde rutas hasta catas, tratamientos en spa y alojamientos que tienen al aceite como protagonista. Hoy os presentamos seis de ellos.

ESPERANZA MORENO

El aceite es un auténtico oro líquido. Los árboles de los que se extrae tapizan amplias extensiones de España, desde Extremadura a Cataluña, pasando por Andalucía, Murcia, Castilla-La Mancha, Valencia y Aragón. En los últimos tiempos, además, lejos de limitarse únicamente a reivindicar su papel como elemento gastronómico de primer orden, el principal referente de la dieta mediterránea ha diversificado actividades y es ya el impulsor de toda una cultura a su alrededor. Numerosas actividades y sectores lo tienen como protagonista: rutas por fincas olivareras centenarias, restaurantes que lo emplean como base de su cocina, spas con tratamientos volcados en él y hasta alojamientos ubicados en antiguas almazaras recuperadas. Hoy os presentamos algunos. En ellos, la huella del aceite de oliva se hace palpable en las estancias y en su deliciosa gastronomía.

LA ALMAZARA DE VALDEVERDEJA
La calma, el campo, el silencio, la buena cocina, las habitaciones espaciosas... Aquí todo parece ideado para conseguir la calma absoluta. Al edificio de la vieja prensa de aceite se suma el pequeño hotel y un puñado de villas-suites repartidas por la finca, un conjunto fiel a la tradición de las grandes casas manchegas. Otro de sus atractivos es la maquinaria todavía en funcionamiento de la almazara, donde ahora se fabrican jabones artesanales de aceite de oliva. El restaurante trabaja con mimo las materias primas locales: las carnes, los quesos, los vinos y -cómo no- el aceite de oliva virgen.

LA TORRE DEL VISCO
Un paraje aislado de la comarca del Matarraña, rodeado de olivos, huertos y bosques alberga esta masía noble del siglo XVI, perteneciente a la prestigiosa cadena Relais & Châteaux. Difícil sustraerse al magnetismo de sus románticos interiores de inspiración británica, entre los que sobresalen por méritos propios la suite de la torre, el salón con piano y la biblioteca. El aceite que se ofrece en la excelente cocina mediterránea del restaurante se elabora en la almazara propia.

EL CRESOL
También en la zona del Matarraña se ubica este antiguo molino de aceite de 1735, que conserva elementos de su uso primitivo, como la gigantesca muela de piedra de la bodega . Sus habitaciones llevan nombres de variedades de aceitunas (picual, hojiblanca, arbequina, empeltre y molino). Destaca la buhardilla, asomada a una terraza y especialmente pensada para la lectura o los juegos en familia.

HACIENDA LA LAGUNA
Del siglo XVII nada menos data esta finca de más de doscientas hectáreas con 28 habitaciones distribuidas en torno a un patio y que presenta la peculiaridad de tener sus muebles realizados en madera de olivo. El protagonismo del oro líquido va mucho más allá, pues la hacienda incluye también una escuela de hostelería que le rinde culto y un museo en el que los neófitos podrán conocer las distintas variedades de aceituna, las técnicas de prensado y los métodos de elaboración tradicional de tan valorado producto.

MOLINO DEL ARCO
Las variedades de aceituna también dan nombre a los dormitorios de este antiguo cortijo con orígenes en el siglo XVIII, rodeado de olivos y con un restaurante en el que, cómo no, no podía faltar el mejor aceite.

HACIENDA LA COLORÁ
Un gran patio central organiza la vida de esta hacienda ubicada en plena Sierra Morena y dedicada al cultivo ecológico de olivos. Las huellas del antiguo molino son perceptibles en elementos como el muro de contrapeso, las bodegas y el aljibe que suministraba el agua necesaria en el proceso de elaboración del aceite. Los jardines son un excelente mirador para contemplar la sierra y la campiña.




La almazara de Valdeverdeja

Hacienda La Laguna

La Torre del Visco

El Cresol

Molino del Arco

Hacienda La Colorá

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