Dos de las principales organizaciones ecologistas de España, Greenpeace y Ecologistas en Acción han pedido al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que "tome nota" del accidente ocurrido en la central japonesa de Fukushima y cumpla su compromiso de "cerrar" las nucleares españolas.

Los portavoces de energía nuclear de ambas organizaciones, Carlos Bravo (Greenpeace) y Francisco Castejón (Ecologistas en Acción), han recordado, en declaraciones a Efe, que la central japonesa donde hoy se ha producido una explosión tiene un reactor similar al de la planta española de Garoña (de agua en ebullición), y ambos comenzaron a funcionar a comienzos de los años 70.

"Lo que ha ocurrido en Japón viene a recordarnos que la energía nuclear es muy peligrosa, aunque se desarrolle en un país avanzadísimo con todas las posibilidades, como es Japón", ha subrayado Bravo.

El portavoz de campañas nucleares de Greenpeace España ha incidido en que "la industria nuclear no deja de repetir que este tipo de accidentes no van a ocurrir nunca, que los reactores están preparados para soportar accidentes, pero la realidad nos demuestra que no es así".

En esta línea, ha argumentado que si Japón "tuviera un sistema cien por cien renovables, hecho que sería perfectamente factible en ese país, ahora no estaríamos temiendo por la posibilidad de un accidente nuclear grave".

Bravo ha pedido al Gobierno español que "aprenda la lección" de lo que ha ocurrido en Fukushima y "asuma su compromiso de ir cerrando las ocho centrales nucleares que están en operación", y de no dar marcha atrás en la clausura de la primera de ellas, Garoña, prevista para 2013.

Por su parte, el portavoz de Nucleares de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón -físico nuclear de profesión- ha coincido con la postura de su homólogo en Greenpeace y ha insistido en que con su potencial renovable, España "se puede permitir" prescindir de la energía nuclear.

En opinión del físico nuclear, la situación en los reactores 1 y 2 de la central Fukushima (Japón) es "gravísima".

"La situación no puede ser más grave porque se está luchando para enfriar los reactores pero no está garantizado que se logre, y de ser así las consecuencias serían catastróficas", ha apuntado.

Castejón ha recordado, además, que "los trabajadores que estén realizando las operaciones en la planta pueden estar recibiendo dosis radiactivas por encima del nivel permitido, lo que aumentará el estrés y la posibilidad de cometer errores".