Este artículo se publicó hace 16 años.
EEUU considera cambios de dirección en sus automovilísticas
Por John Crawley y Paul Eckert
Las empresas automovilísticas de Estados Unidos deberían considerar reorganizar por completo sus juntas directivas si quieren el apoyo del Congreso para un rescate que varios califican de necesario para evitar el colapso del sector, advirtió el domingo uno de los artífices del proyecto.
La declaración del senador por Michigan Carl Levin hizo hincapié en las dificultades que están teniendo los demócratas para redondear un plan de rescate de hasta 25.000 millones de dólares (unos 19.700 millones de euros) y asegurarse el apoyo mayoritario del Senado, que tiene previsto comenzar el lunes el debate sobre el asunto.
"Si marcara la diferencia entre recibir este tipo de apoyo o no, obviamente la dirección debería considerar su renuncia", dijo Levin, un aliado incondicional de la industria, al programa de NBC "Meet the Press".
Levin dijo que no había recibido un ultimátum de esa clase. Pero algunos legisladores han planteado la idea, que se ha trasladado a una discusión nacional más amplia sobre si los contribuyentes deben salvar a General Motors, Chrysler y Ford Motor.
Un influyente republicano citó las decisiones corporativas tomadas en los últimos años como la razón principal de los apuros por los que pasa Detroit, ciudad en la que se concentra esta industria.
"No creo que tengan una buena administración. No innovan. Son dinosaurios, en cierto sentido, y odio ver esto", dijo Richard Shelby, el republicano de más alto rango en la comisión bancaria del Senado, al programa de NBC "Meet the Press."
Levin, los lobbies y otros partidarios del rescate ven justificación para el proyecto en la gran cantidad de empleos en fábricas, proveedores y comercios ligados a la salud del sector.
Las empresas se enfrentan a una reducción del acceso a liquidez debido al desplome de las ventas y al cierre de los mercados crediticios para el préstamo a empresas y particulares, ya que la mayoría de los consumidores financia la compra de sus coches con créditos.
GM ha anunciado que podría quedarse sin fondos a principios de 2009, y las tres automovilísticas rechazan la bancarrota como opción.
El Congreso considerará al menos dos propuestas para ayudar a la industria.
Una, apoyada por los demócratas y por Levin pero con la oposición de la Casa Blanca, supondría hasta 25.000 millones de dólares en préstamos del programa de rescate corporativo del Departamento del Tesoro, de 700.000 millones de dólares.
Por el contrario, la Casa Blanca y los congresistas republicanos afirman que cualquier asistencia para Detroit debería salir en forma de 25.000 millones de dólares en préstamos federales aprobados en septiembre para ayudar a rediseñar fábricas y diseñar vehículos más eficientes.
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