Este artículo se publicó hace 15 años.
EEUU quiere que Israel acepte el Estado palestino
Obama será más firme que la Administración de Bush
Isabel Piquer
Poco a poco, el Gobierno de Barack Obama está afinando su estrategia en Oriente Próximo. Y de momento, el mensaje que Washington está mandando al Gobierno de Binyamin Netanyahu es el de moderada firmeza: Estados Unidos seguirá siendo el aliado indiscutible de Israel siempre y cuando este respete los acuerdos de paz que incluyen el reconocimiento de un Estado palestino viable.
"Israel debe trabajar por la solución de dos Estados", subrayó ayer el vicepresidente Joseph Biden en la reunión anual de AIPAC, el poderosísimo lobby proisraelí estadounidense. "Y no os va a gustar que os diga esto" añadió Biden, "pero esto también incluye no construir más asentamientos, desmantelar los puestos avanzados y permitir a los palestinos libertad de movimiento (...) y acceso a oportunidades económicas".
Ayer, Obama recibió al presidente israelí, Shimon Peres, para empezar a preparar la visita que Netanyahu realizará a Washington dentro de dos semanas y que será la primera auténtica toma de contacto entre los dos países.
De momento, la Casa Blanca no está del todo satisfecha con la postura de Israel.
El diario israelí Haaretz revelaba ayer que el consejero en temas de seguridad del presidente estadounidense, el general James Jones, había asegurado a un "ministro de Exteriores europeo" (sin desvelar su nacionalidad) que la nueva Administración no será tan permisiva como el Gobierno de George Bush en todo lo relativo a la cuestión palestina.
Presión sobre NetanyahuWashington, habría dicho Jones al relatar su encuentro en un telegrama confidencial, "convencerá a Israel de alcanzar un compromiso con los palestinos". Y si bien intentará no poner al Gobierno de Netan-yahu entre la espada y la pared, sí será más "firme que en tiempos de Bush".
En las últimas semanas, los dos aliados han mostrado claras disensiones.
Al dirigirse a los miembros de AIPAC el pasado lunes, vía satélite, Netanyahu se mostró dispuesto a entablar inmediatamente un diálogo de paz aunque no hizo mención alguna a la creación de un Estado palestino. Peres se negó ayer a comentar el asunto.
En el tema iraní, que los israelíes quieren convertir en el centro de su estrategia con Estados Unidos, también hay muchas divergencias. Israel exige firmeza absoluta hacia Teherán y AIPAC, a través de sus aliados en el Congreso, quiere introducir una ley que prohíba las exportaciones de gasolina a Teherán (que suman el 40% de su consumo).
Biden advirtió ayer que Estados Unidos se dispone primero a "tratar Irán en un espíritu de respeto mutuo".
La semana pasada, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó que una acción conjunta en las relaciones con Irán no implica que Israel "relegue a segundo plano la cuestión palestina o los esfuerzos de paz. Pueden llevarse de forma conjunta", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense.
"A lo mejor, algo bueno sale" de los esfuerzos de diálogo de Washington con Teherán, se limitó a decir Peres, sin gran convicción, tras su encuentro con Obama.
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