Este artículo se publicó hace 15 años.
El Ejército de Colombia captura un guerrillero muy buscado
Un guerrillero acusado del secuestro y asesinato de un empresario japonés en Colombia fue capturado el viernes por el Ejército después de un combate en el que murieron 10 rebeles más, informó un alto jefe militar.
La captura de Bernardo Mosquera, alias "El Negro Antonio", se produjo cerca al municipio de Nazareth, en el departamento de Cundinamarca, una región que forma parte del Páramo de Sumapaz, en donde el Ejército atacó un reducto rebelde y rescató sano y salvo a un comerciante secuestrado.
En los enfrentamientos armados también murió un soldado y fueron capturados siete guerrilleros más.
El comandante del Ejército, general Íscar González, dijo que Mosquera está implicado en el asesinato del empresario japonés Chikao Muramatsu, asesinado a balazos por rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en noviembre de 2003.
"Él fue la persona que planeó y dirigió el secuestro y asesinato del señor Muramatsu y de muchas otras personalidades en el departamento de Cundinamarca, muchos atentados contra la tropa, contra alcaldes contra la población civil", aseguró el oficial en una conferencia de prensa.
El japonés había sido secuestrado en Bogotá en febrero de 2001 y fue asesinado por los rebeldes que inicialmente exigían un rescate de 20 millones de dólares, de acuerdo con las autoridades militares.
González reveló que Mosquera, quien llevaba 26 años en las FARC, tenía vigente 33 ordenes de captura por asesinatos, secuestros, asaltos a pueblos y ataques a patrullas de las Fuerzas Armadas.
El secuestro de Muramatsu se produjo en momentos en que el Gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana sostenía un proceso de paz con la guerrilla y que el grupo rebelde mantenía una fuerte presencia en los alrededores de Bogotá que incluía el control de importantes carreteras.
Pero el proceso de paz fracasó y después de la elección de Álvaro Uribe como presidente, en mayo de 2002, el mandatario inició con el apoyo de Estados Unidos una ofensiva militar que obligó a replegar a los rebeldes a apartadas zonas montañosas y selváticas.
En medio de la ofensiva que incluyó aumento del gasto militar y del número de efectivos de las Fuerzas Armadas, importantes comandantes de las FARC han muerto, mientras que miles de sus combatientes han desertado.
La estrategia de seguridad también permitió reducir los asesinatos, las masacres, los secuestros y los ataques con explosivos contra la infraestructura económica del país.
Sin embargo, la guerrilla aún mantiene su capacidad de realizar ataques y presencia en zonas consideradas estratégicas para la producción y el tráfico de cocaína, su principal fuente de financiación, según el Gobierno.
El secuestro y posterior asesinato del japonés, ahuyentó la inversión de ese país asiático en Colombia.
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