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El Ejército de Honduras acepta la vuelta de Zelaya

Washington convence a los militares hondureños de que se queden al margen de la negociación política. El general Vásquez proclama que los soldados 'no están para dispararle al pueblo'

ISABEL PIQUER

Responsables militares hondureños han acordado en Washington , con la intermediación estadounidense, no obstaculizar el regreso a Tegucigalpa del depuesto presidente Manuel Zelaya.

Según el comunicado, colgado en la página web de las Fuerzas Armadas de Honduras, el Ejército, 'respetuoso de la Constitución y de las Leyes', reafirma su 'subordinación a la autoridad civil, con los principios de la legalidad y la obediencia debida'. Asimismo, respalda 'una solución a la problemática que atraviesa nuestro país, mediante un proceso de negociación en el marco del Acuerdo de San José', la propuesta negociada por el presidente costarricense Oscar Arias, y reitera su 'apoyo irrestricto a los resultados de la misma'.

El plan de Arias contempla, entre otros aspectos, la formación de un Gobierno de unidad y reconciliación encabezado por el depuesto mandatario, el adelantamiento de las elecciones y una amnistía general para los delitos políticos, la renuncia a reformar la Constitución y la creación de una comisión de la verdad, así como el envío de una misión verificadora de la OEA.Con esta declaración formal, los militares hondureños dejan el tema en manos de los políticos y se sitúan voluntariamente al margen de las negociaciones con Roberto Micheletti , que asumió el poder tras el golpe, el 28 de junio.

Ese cambio de actitud quedó patente en una entrevista del general Romeo Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto, con Radio Globo, a la que dijo que 'las Fuerzas Armadas no son las responsables de haber causado esta división interna', sino que cumplieron 'tres órdenes de autoridades civiles'. Vásquez proclamó: 'Los soldados no están para disparar contra su pueblo. No podemos dispararle a nuestro pueblo'. El propio Zelaya tendrá ocasión de discutir este primer indicio de normalización cuando viaje a Washington mañana. No está claro si se verá o no con la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

En los últimos días, Clinton ha sido muy crítica con Zelaya, al calificar de 'imprudente' y 'precipitado' el intento de regreso del presidente hondureño a su país. 'Esto no contribuye al esfuerzo para restaurar la democracia y el orden constitucional', dijo la jefa de la diplomacia. 'Hemos pedido a las partes que eviten todo tipo de provocación que pueda llevar a la violencia'.Zelaya ha criticado a Clinton por no describir con suficiente firmeza el carácter 'represivo' del Gobierno de facto. Zelaya no despierta grandes simpatías en Washington, por su proximidad con el presidente venezolano, Hugo Chávez, pero Clinton está ansiosa por resolver un problema que, de no ser atajado de raíz, podría complicar los esfuerzos de Barack Obama por mejorar las relaciones con Latinoamérica.

Washington también ha sido escenario de presiones de la oposición. Una delegación empresarial hondureña visitó la capital estadounidense la semana pasada para pedir a EEUU, primer socio comercial de Tegucigalpa, que no impusiera sanciones económicas. Tras el golpe, el presidente Obama suspendió la ayuda militar de 16,5 millones de dólares a Honduras y ha amenazado con recortar otras partidas hacia el país centroamericano.

Una delegación de congresistas republicanos que estiman que el derrocamiento no fue un golpe militar ha viajado a Tegucigalpa para reunirse conMicheletti. Además, los conservadores, opuestos a los esfuerzos mediadores de Clinton, han retrasado en uno de los comités del Congreso, como protesta, la confirmación del nuevo responsable del Departamento de Estado para Latinoamérica, Arturo Valenzuela.

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