Este artículo se publicó hace 15 años.
Elías Querejeta confiesa que "cuando acabamos El Desencanto dijeron que nunca nadie lo vería"
El realizador Jaime Chávarri tuvo el acierto hace 33 años de hablarle al productor Elías Querejeta sobre una familia, los Panero, que veía como Astorga alzaba una estatua del patriarca fallecido, este homenaje fue el inicio de "El Desencanto", un filme que "cuando acabamos dijeron que nunca nadie lo vería".
Así lo ha asegurado hoy el productor del mismo, Elías Querejeta, que junto con Chávarri ha regresado tres décadas después a Astorga, la ciudad a la que llegaron con tan sólo dos cámaras y la intención de capturar el momento en el que la capital maragata homenajeaba a uno de sus más celebres ciudadanos, Leopoldo Panero.
El problema fue que una vez visto el material, de cuarenta minutos, decidieron que aquello no era un cortometraje y que exigía un película, por lo que regresaron en innumerables ocasiones para continuar con una historia que se construía según se iba desarrollando la tarea de montaje, han explicado Querejeta y Chávarri en un mesa redonda que ha analizado el filme en el contexto del Festival de Cine Ciudad de Astorga.
De esta forma, tras ese punto de partida y catorce años después de la muerte de Leopoldo Panero, su viuda y sus tres hijos participaron entonces en la construcción de una historia hecha con vivencias, palabras y un recorrido por lugares perdidos de la ciudad de Astorga.
Fueron precisamente los protagonistas, "unos personajes de una película de máscaras en la que cada uno muestra los que quiere que se vea de él", quienes crearon el "atractivo y el aspecto interesante" de "El Desencanto", ha asegurado Chávarri.
Sobre todo, ha añadido el director, si hubo algo que les caracterizó fue su amplio lenguaje, ya que era "gente que no tenía móvil y leía mucho", ha ironizado, y por tanto poseían una "capacidad de expresión difícil de encontrar hoy en día", ha concluido.
Lo que parecía un locura de película se convirtió finalmente en un hito de la historia del cine español, con el reflejo una visión tormentosa sobre la familia Leopoldo Panero en una España que trataba de afrontar la Transición.
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