Este artículo se publicó hace 16 años.
El emperador Akihito y toda su familia desean paz en 2008
El emperador Akihito y su familia más cercana desearon hoy feliz año nuevo y paz desde el balcón del Palacio Imperial a miles de personas que acudieron a celebrar el comienzo de 2008 con la venerada cabeza del Trono del Crisantemo.
Como es tradición, Akihito, de 74 años, salió a saludar a las 10.00 hora local (1.00 GMT) con correcta puntualidad japonesa, acompañado de su esposa, la emperatriz Michiko, de 73 años, su hijo y heredero, el príncipe Naruhito, y su nuera la princesa Masako, aquejada desde hace varios años de una depresión.
En el balcón cubierto con cristal blindado estaban también el segundo hijo de los emperadores, el príncipe Akishino, y su esposa Kiko, padres del pequeño Hisahito, que al nacer en septiembre de 2006 se convirtió en el tercero en la línea de sucesión al Trono del Crisantemo, la dinastía reinante más antigua del mundo.
Para contentar a los ciudadanos que a lo largo del día acudirán al Palacio desde distintas zonas del país, el emperador saldrá hoy al balcón a saludar siete veces, cuatro por la tarde, aunque en estas últimas sesiones no estará Masako debido a su enfermedad, según informó la agencia local Kyodo.
La cita se ha convertido en toda una tradición pues es sólo una de las dos ocasiones al año en que se abren al público los jardines del Palacio Imperial, un enorme enclave en el centro de Tokio rodeado de fosos que supone un pulmón verde para la capital.
La otra ocasión fue muy reciente, el pasado 23 de diciembre, cuando Akihito cumplió 74 años.
Hoy, desde el balcón, el emperador les dijo a los asistentes, que agitaban banderas japonesas de papel, que estaba "muy contento de celebrar el año nuevo con vosotros".
"Deseo la felicidad de la gente de nuestro país y paz para el mundo", dijo Akihito, unas palabras que repite invariablemente cada año nuevo entre la alegría de los asistentes.
Un año más, parte de la atención estaba puesta en Masako, apodada en Japón "la princesa triste" por la depresión que sufre desde finales de 2003 y que ha limitado desde entonces sus labores oficiales.
En esta ocasión, como ya ocurrió en el saludo por el cumpleaños del emperador, Masako salió al balcón junto a su esposo, el heredero Naruhito, y saludó a los asistentes con la mano.
Aunque al concluir la II Guerra Mundial (1939-45) el emperador de Japón perdió su carácter de divinidad viviente y pasó a ser una figura representativa, lo cierto es que sigue despertando auténtica veneración entre los japoneses. EFE
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