Público
Público

"Las empresas se lavan la cara hablando de sostenibilidad"

El Worldwatch Institute publica su libro anual 'La situación del mundo' que este año titula '¿Es aún posible lograr la sostenibilidad?', en el que distintas personalidades tratan de analizar y aportar soluc

LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL

¿Es aún posible lograr la sostenibilidad? Con esta pregunta el Worldwatch Institute publica su informe anual sobre La Situación del Mundo, que coedita en España FUHEM Ecosocial e Icaria. A ella responden distintos expertos en la materia, pero antes habría otra pregunta que responder: ¿qué es sostenibilidad? La respuesta simple es 'preservar el bienestar de las personas sin detrimento del medio ambiente', como ha explicado Óscar Carpintero, traductor y autor de uno de los capítulos del libro de 2013. La palabra se usa cada vez más y se ha convertido en una marca a la que todas las empresas o instituciones quieren adherirse. Sin embargo, mientras el aumento de la popularidad del término 'sostenible' refleja un alto grado de conciencia sobre el dilema medioambiental, la realidad es que las acciones que se llevan a cabo para responder están aún muy lejos.

Se ha popularizado el término 'sostenibilidad' pero no se llevan a cabo acciones para lograrla

'Las empresas se lavan la cara con la sostenibilidad, venden botellas de plástico sostenibles y coches sostenibles, cuando lo realmente sostenible sería un sistema público de agua potable y el fomento del transporte público', ha explicado el director del proyecto Erik Assadourian en la rueda de prensa en la que se ha prensentado el informe en español, junto al economista Óscar Carpintero y el investigador de FUHEM Ecosocial José Bellver.

La otra pregutna que cabe hacerse sería: ¿Es demasiado tarde para revertir todo el daño que han hecho durante décadas al medioambiente? Para Assadourian cualquiera de las dos respuestas posibles trae un peligro. 'Si es demasiado tarde, no hacemos nada porque está todo perdido; si aún hay tiempo, dejamos la labor para más adelante porque no hay tanta urgencia'. Por esta razón, en la pelea por un mundo sostenible, uno que pueda ser heredado por las generaciones venideras, el norteamericano ha querido hacer una mención especial a todos los activistas que se involucran cada día en causas como la lucha contra el fracking o la construcción. 'Tenemos que construir un movimiento global contra esta vía de desarrollo, es necesario un cambio cultural que se aleje del consumismo'.

En España, durante los últimos años, la economía ha ocupado toda la atención social, dejando a un lado la cuestión ecológica que se había ido asentando durante los años previos a la crisis económica. Óscar Carpintero ha puesto la mirada en este país, en el que desde el boom de 2008, paradójicamente, se ha disminuido el deterioro ambiental debido, principalmente, a la caída en picado que ha visto el sector de la construcción y el cierre de algunas industrias, que son los grandes consumidores de energía. Sin embargo, España está lejos aprobar la asignatura ambiental.

'Hay que aprovechar la crisis para cambiar el modelo' Como ha recordado Carpintero, el 80% de la energía que consume España viene de fuentes no renovables y además por cada material que se exporta se importan tres desde el Tercer Mundo, como el petróleo de Nigeria o el gas de Argelia. Por eso, afirma, 'la insostenibilidad de la economía española es aún muy grande'.

Y la pregunta que quedaría sería el eterno ¿qué hacer? 'Aprovechar la crisis para cambiar de modelo' ha aseverado Carpintero, avanzar hacia un modelo alternativo en el que se antepongan los principios sociales y ecológicos a los puramente económicos. Para comenzar a construir este nuevo marco hay que dejar de usar las varas de medir establecidas, hablar del índice de Gini o de la huella ecológica antes que del PIB. Y el economista propone un camino por el que seguir: ordenar el territorio y la ciudad para hacer una transición ecológica, reforma fiscal y política que anteponga otras prioridades, aprovechar las energías renovables y la agricultura ecológica o repartir el trabajo y la renta de forma que se valoricen los trabajo que quedan fuera de la órbita del mercado, como los cuidados que tradicionalmente caen sobre los hombros de las mujeres.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias