Este artículo se publicó hace 13 años.
ENFOQUE-Suicidios, luz de alerta en la ostentosa Dubái
Por Praveen Menon y Amran Abocar
El obrero indio Athiraman Kannan cumpliócon su turno habitual horas antes de saltar desde el edificiomás alto del mundo.
Hace tres semanas llegó al Burj Khalifa en Dubái tempranoen la mañana, dejó constancia de su hora de entrada y sedirigió al lugar en el que trabajaba, en los tramos superioresde la torre de 163 pisos.
Aproximadamente una hora más tarde, el hombre de 38 años ypadre de un hijo se arrojó desde el piso 147 del Burj Khalifa,muriendo instantáneamente al caer sobre el piso 108.
"Hablé con él la noche anterior y parecía estar bien.Todavía no puedo creer que haya hecho esto", dijo otro obreroindio, un amigo y ex compañero de cuarto que lo había conocidosiete años antes.
El salto de Kannan desde el Burj Khalifa fue elvigésimosexto suicidio de un obrero indio del que se tieneconocimiento en el país en lo que va de 2011.
El año pasado, 113 indios cometieron suicidio,aproximadamente uno cada tres días.
Las muertes pusieron la atención sobre la difícil situaciónde los trabajadores migratorios en los Emiratos Arabes Unidos,donde ejércitos de obreros laboran en obras en construcción,rara vez percibidos por quienes se pasean en extravagantesedificios de oficinas y centros comerciales.
Muchos obreros cobran menos de 1.000 dirhams (270 dólares)al mes y tienen grandes deudas.
Los trabajadores se quejan de sueldos impagos, cargashorarias excesivas, altos gastos de reclutamiento, aislamientoy de empleadores que retienen sus pasaportes para restringir sumovimiento.
Kannan llegó hace una década al glamoroso Estado deldesierto del Golfo Arabe desde una ciudad del sur de India,pero quedó enredado en una disputa sucesoria familiar cuandofalleció su hermano mayor.
Aislado y estresado, dijo a sus amigos que planeabaregresar a casa y resolver el asunto días antes de su muerte.Los medios locales dijeron que a Kannan le habían denegado elpermiso de licencia, una acusación que su empleador Arabtecrechaza con firmeza.
Kannan había hablado sobre su depresión por los problemasfinancieros que tenía. Ganaba más de 2.500 dirhams al mes ymantenía a sus padres ancianos, esposa e hijo de cuatro años.
"Estaba tratando de regresar a su país y solicitó unalicencia dos días antes de quitarse la vida", dijo su amigo.
Emiratos Arabes Unidos, un pequeño pero adinerado miembrode la OPEP con ambiciones de convertirse en un gran centrofinanciero y cultural, es hogar de 1,75 millones de indios.Ellos constituyen la mayor población extranjera y tres de cadacinco son obreros, según cifras del Gobierno indio.
INVISIBLES
A la muerte de Kannan le siguió el suicidio de otrotrabajador indio, quien se lanzó desde el tercer piso deledificio de su campamento de trabajo días después.
Poco después de la muerte de Kannan, la embajada india enEAU lanzó una campaña radial de tres meses en cinco idiomasinformando a sus ciudadanos sobre una línea de asistenciadirecta y un centro de ayuda creado en noviembre, el Centro deRescate de Trabajadores Indios.
La línea directa recibió muchos llamados por asuntoslegales, dijo el embajador indio en EAU, M.K. Lokesh, mientrasque unos pocos llamaban por problemas personales.
Funcionarios de la embajada han llevado a cabo programas dealcance comunitario en campos de trabajo, sucios complejos deviviendas alejados de las glamorosas torres de Dubái, y tambiénpresionaron por un salario mínimo.
"Estamos resolviendo cosas a un nivel mayor como haberincrementado el salario mínimo, hemos creado el centro ytambién se ha organizado una campaña de salud", indicó Lokesh.
La tasa de suicidios entre trabajadores indios hadisminuido desde 2008, dijo la embajada, con más de 110suicidios registrados en 2010, comparado con las 147 muertes de2008, en el punto máximo de la crisis económica. Puede que lacifra sea más alta debido al estigma asociado con el suicidio.
VIDA DIFICIL
Kannan vivía en un campamento en Jebel Ali, sobre lasafueras de Dubái, que alberga a miles de trabajadores.
Hace mucho que los Estados del Golfo Arabe son criticadospor grupos de derechos humanos por las condiciones de losobreros, donde a menudo se encuentran apiñados en pequeñashabitaciones, compartiendo instalaciones básicas para vivir,cocinar e higienizarse.
Un informe de 2010 de Human Rights Watch dijo que losgobiernos de Oriente Medio y Asia no habían alcanzado losestándares mínimos en lo referente a resolver los abusos de queson objeto los trabajadores inmigrantes.
El Gobierno de EAU ha implementado reformas como laintroducción de un receso de medio día, la restricción deltrabajo a la intemperie en los abrasadores meses del veranoboreal y un sistema de protección salarial.
Algunos problemas comienzan en los países de origen de lostrabajadores, donde son reclutados con falsas promesas de buenaremuneración para enviar a casa.
Muchos trabajadores, a quienes les prometieron salariospoco realistas, toman préstamos de 2.000 a 4.000 dólares parapagar a las agencias de reclutamiento, aunque la ley en losEmiratos prohibe dicha práctica.
"Ellos llegan aquí después de tomar enormes préstamos ensus países de origen, trabajan de sol a sol para cancelar elpréstamo, para luego irse con el préstamo aún pendiente", dijoK. V. Shamshudeen, quien dirige un grupo de apoyo atrabajadores indios en EAU.
Shamshudeen dijo que los trabajadores a menudo afrontabanpeores condiciones de vida que sus familias en sus países deorigen, quienes se benefician con los ingresos enviados desdeel Golfo.
"Mientras las familias viven en residencias de dos plantas,estos hombres se alojan en camas de pisos múltiples y hacenfila cada mañana para usar el baño. Renunciar a todos losplaceres de la vida por tu familia es una suerte de suicidio",comentó.
(1 dólar = 3,673 dirhams)
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