Este artículo se publicó hace 14 años.
Entrar más tarde a la escuela mejora descanso y estado anímico
Por Anne Harding
Entrar a la escuela media horamás tarde permite a los niños descansar más, tener un mejorestado anímico y sentirse más motivados, de acuerdo a un nuevoestudio.
Pero aun retrasando la hora de entrada de 08:00 a 08:30,apenas el 11 por ciento de los participantes dormían las 9 horasde sueño recomendadas para los adolescentes.
"Todavía nos queda mucho por recorrer", dijo la doctoraJudith A. Owens, del Hospital de Niños Hasbro, en Rhode Island."Esta no es una panacea", advirtió.
De todos modos, Owens espera que su estudio conduzca a lospadres, los maestros y las escuelas a considerar la falta desueño en los adolescentes y pensar en alternativas para resolverel problema.
Los adolescentes sufren cambios significativos en los ritmoscircadianos, lo que les permite quedarse despiertos hasta tardepero les impide despertarse temprano.
"El adolescente promedio no se puede dormir antes de las23.00 y el horario ideal para despertarse es alrededor de las08.00", escribió el equipo de Owens en Archives of Pediatrics andAdolescent Medicine.
Existen pruebas sólidas de que "el adolescente promedio sufredeprivación crónica del sueño y somnolencia patológica", agregó.
Actualmente se está debatiendo si hay que abrir las escuelasmás tarde para acomodarse al cambio de ritmo del sueño de losadolescentes. Según estudios previos, esta alteración hace que nosólo se queden dormidos en clase, sino que también tengan unmayor riesgo de obesidad y problemas de conducta.
Test realizados en dos distritos escolares de Minnesotarevelaron que el retraso del ingreso escolar tenía efectospositivos en el rendimiento académico y la conducta.
El equipo entrevistó a alumnos de noveno a doceavo grado enun colegio secundario en Rhode Island antes del cambio de horarioescolar y dos meses después.
El 80 por ciento de los alumnos vivían en la escuela. Los denoveno, décimo y onceavo grado tenían un horario nocturno en elque se apagaban las luces y no podían usar dispositivoselectrónicos entre las 22:30, 23:00 y 23:30, respectivamente.
A los alumnos del último año sólo se les exigía queestuvieran en sus habitaciones a las 23:30.
Luego de la modificación del horario matutino, losestudiantes dormían unos 45 minutos más y se acostaban 18 minutosantes. Antes de ese cambio, un tercio dormía menos de siete horaspor noche, un número que se redujo al 7 por ciento después delcambio de horario de clases.
La cantidad de niños que dormían ocho horas o más aumentó del16 al 55 por ciento. Aun así, apenas un 11 por ciento de losalumnos dormían nueve horas o más después de la modificación.
Casi dos tercios de los estudiantes dijeron sentirse "almenos algo infelices o deprimidos" antes del cambio de hora. Perodespués de la implementación de la medida, este porcentaje cayóal 45 por ciento. En tanto, los que se sentían "irritados oenojados" pasaron del 84 al 63 por ciento.
Antes de la intervención, el 15 por ciento había concurridoal centro de salud escolar por problemas asociados con la fatiga.Luego del cambio horario, el servicio fue usado por apenas el 5por ciento de los alumnos.
Según los estudiantes, también se registraron menos problemasde conducta asociados con la somnolencia, como hacer todo loposible por no quedarse dormido en clase o llegar tarde a laescuela.
Además, cayó el porcentaje de los alumnos que se sentíandemasiado cansados o sin motivación para hacer la tarea,practicar un deporte o socializar.
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