Este artículo se publicó hace 14 años.
La erótica del maniquí roto, según Guy Bourdin
Madrid acoge la primera muestra de uno de los renovadores de la fotografía de moda
La sensación de déjà vu que uno tiene al entrar en la exposición de fotografía A message for you en Madrid, a pesar de que todas fueron tomadas hace más de 30 años, no debe sorprender a nadie: la estética de Guy Bourdin (París, 1928-1991) revive cada fin de semana en los suplementos y las revistas de moda. La modelo Nicolle Meyer, que trabajó con Bourdin durante los años setenta, antes de dejar el mundo de la moda para montar un grupo de punk rock, lo subraya: "Veo su influencia por todas partes: el pelo, el maquillaje, los colores, las poses, la teatralidad".
Guy Bourdin revolucionó en los setenta la fotografía de moda desde las páginas de la edición francesa de Vogue. Precisamente fue repasando una vieja colección de esa revista como la comisaria Shelly Verthime se topó con este fotógrafo, durante muchos años dedicado casi en exclusiva a Vogue y a las campañas publicitarias de Charles Jourdain, al que ya varios museos internacionales van acogiendo entre sus fondos.
Nicolle Meyer, modelo y musa del fotógrafo, ha dirigido la exposición
Nicolle Meyer, que ha comisionado la exposición junto a Shelly Verthime, protagoniza casi en solitario las 75 imágenes en color de la muestra. La exposición refleja un obsesivo trabajo de encuadre, con fotografías muy construidas formalmente. "Él siempre llegaba al estudio con una idea muy fija: había hecho dibujos, tenía siempre un cuaderno para los bocetos, y tenía muy claro lo que quería hacer", contaba ayer Meyer, poco antes de la inauguración oficial. La muestra, organizada por la Comunidad de Madrid, podrá verse en la Sala del Canal de Isabel II hasta el próximo 9 de enero.
Meyer, que cuando empezó a trabajar con él tenía 17 años, belleza y disciplina de bailarina, aparece muchas veces contorsionada, con expresión hiératica, casi confundida con los maniquíes artificiales junto a los que a veces posa dentro de un escaparate. La composición y el color intenso devuelve imágenes brillantes, pulidas e intensas como una cereza.
Muchas de las fotografías de exteriores fueron durante un viaje en Cadillac en el que Bourdin y su musa recorrieron el sur de EEUU durante dos meses. El viaje coloreó muchas de las fotografías con azules eléctricos e intensos, "típicos de muchos objetos americanos", subraya la comisaria en el catálogo, así como el blanco deslumbrante de Miami o "los tonos apastelados y atenuados de Nueva Orleans". "Él amaba EEUU", recuerda Meyer.
La estética de Bourdin revive hoy en suplementos y revistas de moda
Surrealismo coloridoEl erotismo, tan presente en muchas de las fotografías, es un erotismo de maniquí y en esto sus obsesiones reflejan puro surrealismo. Muchas veces, de hecho, cuesta distinguir si se trata de una mujer o una muñeca, como si Bourdin hubiera querido capturar con su objetivo la misma confusión que refleja su lengua: manequin designa tanto a las modelos como a los maniquíes. Un surrealismo, eso sí, que el tiempo no ha descolorido.
En la planta baja de la torre del Canal de Isabel II donde se exhibe, media docena de proyecciones de diapositivas (aquí sí, algunas en blanco y negro) completan la muestra: "La idea es que esos vídeos recogen el work in progress de su trabajo", explica Verthime.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.