Este artículo se publicó hace 15 años.
El escándalo de los emails, un quebradero de cabeza para Brown
El primer ministro británico Gordon Brown, que busca calmar otro escándalo político mientras lidia con la crisis económica, dijo el lunes que los asesores gubernamentales que fuesen cogidos calumniando a los políticos de la oposición serían despedidos.
El comentario de Brown siguió a la dimisión de un asesor cercano, Damien McBride, al que se descubrió proponiendo una campaña de calumnias para avergonzar a los políticos conservadores y a sus mujeres antes de las elecciones generales.
Ante las peticiones de que se disculpara personalmente, Brown escribió a Sir Gus O´Donnell, el secretario del gabinete, pidiéndole que se estipularan normas más duras ante la conducta de los asesores políticos.
Dijo que había escrito a aquellos nombrados en los emails de McBride, entre los que se cree estaban el líder conservador David Cameron y su portavoz económico George Osborne.
Debería pedirse a los asesores políticos que firmaran un contrato "(en el que) accedan a que si se descubre que preparan o propagan material inadecuado, perderán sus empleos", escribió Brown en la carta que distribuyó su gabinete.
El escándalo es un revés para Brown, que estaba ascendiendo en las encuestas de opinión después de la reunión de los líderes del G-20 en Londres para hacer frente a la crisis global, lo que fue considerado como un éxito.
Las encuestas dejan ver que los conservadores van por delante de los laboristas en al menos siete puntos ahora que Brown se enfrenta a la crisis, a la recesión y al creciente paro.
El gobierno laborista ya se enfrenta a cuestiones como las notas de gastos, incluida la de la ministra de interior Jacqui Smith, que pasó una en la que constaban las películas porno vistas por su marido. Smith dijo que había sido un error.
Los conservadores han aprovechado la oportunidad que les ha brindado el envío de emails para dar la imagen de que el gobierno está desorganizado antes de las elecciones generales, que se celebrarán en los próximos 14 meses.
Afirmaron que este episodio demostraba que el gobierno laborista de Brown había roto su promesa de acabar con la cultura del control de la información por la que el antecesor de Brown, Tony Blair, fue duramente criticado.
La diputada conservadora Nadine Dorries, nombrada en los mensajes, rechazó la sugerencia de que Brown no estuviese enterado de las actividades de McBride y aseguró que el ayudante siempre estuvo muy próximo a Brown desde que era ministro de Economía.
"En el mundo real, un jefe es responsable de los actos de sus empleados (...) (McBride) recibe las instrucciones directamente del primer ministro, informa al primer ministro", explicó a Sky News.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.