Este artículo se publicó hace 12 años.
El "escándalo Petraeus" pone en peligro el ascenso del general John Allen
El escándalo que causó la renuncia del director de la CIA, David Petraeus, puso hoy en suspenso el nombramiento del general John Allen, jefe militar de Estados Unidos en Afganistán, como comandante aliado supremo en Europa por presuntos vínculos con el caso.
Según los primeros datos revelados por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Allen mantuvo "comunicaciones inapropiadas" con Jill Kelley, la mujer que dijo haber recibido correos electrónicos amenazantes de la presunta amante de Petraeus, Paula Broadwell.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, anunció hoy haber ordenado que se abra una investigación sobre Allen, en la que, según el diario "The New York Times", el Pentágono está revisando entre 20.000 y 30.000 páginas de documentos relacionados con el caso, muchos de ellos correos electrónicos.
El general Allen, del Cuerpo de Infantería de Marina, y de 58 años de edad, asumió en julio de 2011 el mando de las fuerzas de Estados Unidos y de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán, como sucesor del general David Petraeus.
El presidente Obama había aceptado la recomendación del jefe del Pentágono postulando a Allen como comandante aliado supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a partir de comienzos de 2013, pero hoy ordenó que se mantenga en suspenso.
El pasado viernes el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) presentó su dimisión por haber mantenido una relación extramatrimonial de la que no dio más detalles, pero horas más tarde los medios de comunicación empezaron a apuntar a Broadwell como la mujer con la que fue infiel a su esposa.
En los correos que recibió Kelley, con quien presuntamente Allen habría mantenido esas "comunicaciones inapropiadas", Broadwell la instaba a poner fin a su comportamiento "demasiado amable" hacia Petraeus, al parecer porque sentía celos de ella.
El origen de la investigación la inició un agente del FBI amigo de Kelley, a quien esta contó en mayo que había recibido correos amenazantes anónimos, asunto que el agente derivó a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI que comenzó a tirar de los hilos del escándalo.
Los supervisores del agente del FBI amigo de Kelley que inició la investigación descubrieron que se había "obsesionado" con el caso y en verano le prohibieron continuar vinculado a la investigación, según informó el diario The Wall Street Journal.
Después de ser excluido del caso el agente puso al corriente del asunto al congresista republicano del estado Washington David Reichert, ante el temor de que el FBI decidiera no continuar con las indagaciones.
Entre las pesquisas, en la noche de ayer varios agentes del FBI registraron la casa de la amante de Petraeus en Charlotte (Carolina del Norte), aunque se desconocen los propósitos exactos del registro.
El escándalo se complica a medida que se conocen más detalles y el FBI está siendo cuestionado por no haber informado antes de la investigación que destapó su amorío, mientras hay preocupación sobre si la amante de Petraeus obtuvo información clasificada.
Cómo el FBI descubrió la relación extramarital de Petraeus con Broadwell, su biógrafa, ya no es un misterio, pero crecen las dudas sobre por qué el asunto no trascendió hasta la semana pasada pese a que responsables del Departamento de Justicia lo sabían desde el verano.
Según confirmó la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, varios congresistas, entre ellos el líder de la mayoría republicana en la cámara baja, Eric Cantor, supieron del amorío y de la investigación a Broadwell antes que Obama.
Pero los interrogantes no solo planean sobre el momento elegido para sacar a la luz la investigación y para la renuncia de Petraeus, sino también sobre la información clasificada a la que pudo tener acceso Broadwell durante su relación con el director de la CIA.
Agentes del FBI encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada que este negó haberle facilitado.
En un discurso en la Universidad de Denver el pasado 26 de octubre, grabado en vídeo y que varios medios han divulgado, Broadwell hace afirmaciones sorprendentes sobre el ataque al consulado de Estados Unidos en Bengasi (Libia), ocurrido el 11 de septiembre y en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.
Broadwell, exoficial de inteligencia militar, afirma en ese discurso que un grupo de libios atacó el consulado para rescatar a prisioneros de guerra custodiados en un edificio anexo de la CIA y sugiere que el propio Petraeus manejaba esa información, lo que implica que podría haber sido su fuente.
Raquel Godos
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