Este artículo se publicó hace 15 años.
Un escándalo sexual moviliza a los obispos en Italia
Berlusconi acusa al director del periódico del episcopado de acosar a la mujer de su amante
La tormenta política que sacude Italia ha acabado por enfrentar a Silvio Berlusconi con uno de sus aliados naturales: la Iglesia católica. El primer ministro italiano, a través del diario Il Giornale (propiedad de su familia), ha lanzado una dura acusación contra Dino Boffo, director del periódico Avvenire, cuya cabecera pertenece a la Conferencia Episcopal Italiana. Berlusconi desentraña una turbia historia de acoso telefónico a la esposa de un hombre con el que, supuestamente, Boffo mantenía una relación homosexual.
Boffo llegó a presentar la dimisión al presidente de los obispos italianos, el cardenal Angelo Bagnasco, quien no se la aceptó. Lo que resulta evidente es que la tradicional y estrecha alianza entre el Ejecutivo italiano y la Iglesia católica se ha roto en mil pedazos.
Aunque oficialmente Berlusconi ha negado tener conocimiento de la publicación de esta noticia, la respuesta vaticana no se hizo esperar y el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, canceló de forma fulminante un anunciado encuentro con el primer ministro en LAquila, que habría de servir para distender unas relaciones que, desde que se conocieron los devaneos de Berlusconi con prostitutas de lujo, estaban bastante deterioradas.
Inmigrantes y HolocaustoLa situación empeoró la pasada semana, cuando el diario episcopal arremetió con dureza contra la Ley de Inmigración impulsada por el Gobierno italiano con motivo de la muerte de 73 inmigrantes. Un fallecimiento que Avvenire llegó a comparar con el Holocausto judío. La postura de la Iglesia ante las políticas de persecución al inmigrante irritaron a Berlusconi, quien desenterró el hacha de guerra.
Benedicto XVI telefoneó al cardenal Bagnasco para manifestar la "gratitud pontificia"
La polémica llegó a su punto más álgido el viernes, cuando el director de Il Giornale, Vittorio Feltri, aseguró que en 2004 Boffo había pactado una multa de 516 euros para zanjar una demanda por acoso telefónico a la esposa de un hombre con el que se le relacionaba sentimentalmente. "El supermoralista condenado por molestias", titulaba el rotativo, que añadía que todos los obispos italianos habían recibido la sentencia hacía tres meses.
El domingo, Avvenire contraatacó con un artículo en el que Boffo sostenía que las llamadas fueron realizadas desde su teléfono móvil por una persona ya fallecida a la que quiso proteger y que por eso aceptó la multa. Y acusó a Il Giornale de montaje.
Mientras, tanto el cardenal Bertone como la Conferencia Episcopal Italiana apoyaron a Boffo y denunciaron la campaña de acoso emprendida por el líder conservador. El propio Benedicto XVI telefoneó al cardenal Bagnasco para manifestar la "gratitud pontificia".
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