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El escaparate del otro Tiger

Ishikawa, el tigre asiático disputa el British junto a Woods. La organización les ha unido para captar nuevos patrocinadores en el mercado oriental

MIGUEL ALBA

En un campo como Turnberry, en el que detrás de cada gesto en falso aparece una condena y en el que el grupo de sabios que integran Woods, Cabrera o Harrington, el actual campeón del Open Británico, denuncia el peligro 'hay que evitar la arena', sostienen, una corte de cámaras persigue al niño de 17 años que entrena el putt bajo una estética atrevida. Polo de rayas y pantalones a cuadros rojos chillones, como aquellos que exhibía Lee Trevino, como aquellos que siguen enfatizando la barriga de John Daly. Él, Ryo Ishikawa, sonríe ante el revuelo. Un gesto a medio camino entre la naturalidad de su edad y el marketing que ya ha puesto precio a su imagen: 15 millones de euros al año.

Es joven pero sabe de qué va esto. Cumple con pulcritud aquello de que los cheques siempre acompañan a los buenos gestos. Por eso, cuando Kimito Taga, uno de los comentaristas de golf más conocidos de Japón, le apodó como el Príncipe tímido, su entorno le tranquilizó. 'Ya llegarán otras comparaciones', le soltó su padre Katsumi, un empleado de banca con aspiraciones frustradas de golfista. De repente, su nombre empezó a asociarse a los grandes. Arrebató a Seve, en 2007, el título de precocidad en el triunfo de un torneo profesional en Japón. Ballesteros necesitó 20 años, Ishikawa apenas 15. En Estados Unidos, Scott Verplank lo hizo con 19 años y Phil Mickelson con 21; en Australia Aaron Baddeley se doctoró con 18 y en España, Sergio García con 17.

La gran comparación apareció, sin embargo, con la invitación para competir en el pasado Masters de Augusta y convertirse así en el segundo jugador más joven en participar en el torneo. No pudo batir la marca de precocidad de Tommy Jacobs, quien compitió en el Augusta National como amateur en 1952, a la edad de 17 años, 1 mes y 21 días, frente a los 17 años y 4 meses del japonés. Pero las cifras entonces dejaron de tener sentido ante el run-run que él perseguía. Ishikawa empezó a ser para el golf occidental ése que necesita siempre un rival para Woods, el Tiger asiático. Ryo se sintió adulado. 'Creo que es demasiado. Tiger (Woods) es mi ídolo', reconocía en una de sus primeras entrevistas en Estados Unidos.

Sin embargo, el PGA americano siguió alimentando la comparación. Le abrieron campos y torneos. 'Ishikawa atrae la atención en Asia, como lo hace Tiger en Estados Unidos, lo que será divertido para la audiencia del Northern Trust Open, al igual que los fans de diversas partes del mundo disfrutarán al verlo competir junto a los mejores del PGA Tour', dijo Tom Pulchinki, director del Northern Trust Open. Sin embargo, detrás del guiño hacia el imberbe nipón se esconde una actitud mercantilista clara: un nuevo mercado, el asiático, que sostenga con nuevos patrocinadores a los castigados torneos americanos.

El British ha sucumbido también al potencial de Ishikawa. Hoy y mañana compartirá partido con Tiger, el genuino, en busca de una audiencia millonaria en Asia. Una decisión calculada. 'Es el mejor escaparate para el torneo. Una pelea de tigres', aseguraba, el pasado lunes, uno de los organizadores del tercer Grand Slam a la BBC. Woods aporta la épica que supone la búsqueda de su décimoquinto Major. Ishikawa, la novedad, el punto original y la seguridad de que los seguidores de ojos rasgados madrugarán para seguirle en cada gesto junto a Woods. El gran escaparate del golf.

 

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