Este artículo se publicó hace 17 años.
Escepticismo ante la promesa de Maliki de cerrar las sedes del PKK mientras sigue la calma
El Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK) mantiene su tregua por segundo día, pero en el Kurdistán iraquí nadie da crédito al anuncio del primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, de que cerrará sus oficinas en Irak.
"¿Qué sedes?, si no tienen ninguna", exclama Salam Abdullah, responsable del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) en la provincia de Suleimaniya. "Eso lo dicen para calmar a los turcos, pero el PKK, como organización ilegal, no tiene oficinas en nuestra región autónoma. Sería impensable", añade.
Maliki calificó ayer al PKK de "organización terrorista nociva" y anunció el cierre de sus representaciones en Irak y la prohibición de todas sus actividades.
También en la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), partido más cercano al PKK, comentan con sorna las declaraciones de Maliki: "Sedes no tienen, y lo de prohibir sus actividades, pues bueno, es algo que no está en las manos de Maliki ni en las nuestras", dice Osman Sarko, de la oficina de relaciones exteriores de la UPK.
El hecho es que el Gobierno central es en el Kurdistán iraquí un ente teórico sin ningún control efectivo. Todo intento de acabar con el PKK debería contar con el apoyo decidido de los dos partidos kurdos, que son los que en esta región autónoma hacen y deshacen.
La presidencia de la Región Autónoma del Kurdistán, encabezada por Masud Barzani, líder del PDK, emitió esta mañana un comunicado, respaldado por todos los partidos de la región, para pedir al PKK que mantenga el alto el fuego y no use el territorio iraquí para atacar a Turquía.
Según dijo a Efe un mediador entre el PKK y la UPK, hay negociaciones en curso incluso entre el PKK y el Estado turco, a través de los partidos kurdo-iraquíes, pues los separatistas están dispuestos a integrarse en el juego político turco y abandonar las armas, pero con algunas compensaciones políticas.
Estas contrapartidas serían una amnistía total a sus miembros, el reconocimiento constitucional del pueblo o la nación kurda y una legislación que garantice el uso de la lengua kurda en pie de igualdad con la turca.
Es decir, el PKK se contentaría en el momento actual con mucho menos de lo que tienen los kurdos de Irak, la región con mayor autogobierno de todo el mundo árabe y de Oriente Medio.
Farhad Murasi, periodista de uno de los pocos periódicos independientes del Kurdistán iraquí, sostiene que las cuotas de poder conseguidas por el Kurdistán iraquí peligran si sigue la actividad del PKK, por lo que está en el interés de todas las partes calmar a los guerrilleros kurdos de Turquía.
Murasi apunta a otro hecho que puede no ser ajeno a la actual escalada de tensión en las montañas que comparten Turquía, Irak e Irán, como es la cercanía del referéndum sobre la situación en Kirkuk, la región iraquí fronteriza con el Kurdistán que debe votar antes de fin de año su adhesión o no a la Región Autónoma Kurda.
Kirkuk, rica en yacimientos petroleros, alberga, además de a kurdos, a árabes y turcomanos, que están agriamente enfrentados a lo que llaman el "expansionismo" kurdo.
Muchos dudan de que el referéndum pueda celebrarse antes del 31 de diciembre, entre otras cosas porque las batallas sobre el censo de votantes son interminables, pero Salam Abdullah, del PDK, considera que el referéndum es "innegociable" y promete que se hará dentro del plazo previsto por la Constitución iraquí.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.