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"Escribo para desasosegar", afirma Saramago

Reuters

Por Cristina Fuentes-Cantillana

El escritor portugués José Saramago presentó el lunes en Madrid "Caín", una mirada irónica al Viejo Testamento que ha recibido fuertes críticas de la Iglesia y la derecha desde su presentación en Portugal hace dos semanas.

"Yo no escribo para agradar, tampoco escribo para desagradar", explicó el autor, premio Nobel de literatura de 1998. "Yo escribo para desasosegar".

En el libro, caín y dios -todos en minúscula en esas páginas- hacen un trato y acuerdan que el castigo por matar a abel será vagar por el mundo, con una marca en la frente y sin llegar a morir.

Así, con un tono humorístico, el escritor luso hace una crítica de la obediencia ciega.

"Es cierto que hay un movimiento de ?aborregamiento', con perdón, en la sociedad actual, en mi país y en cualquier otro lugar", afirmó.

"Caín" sigue la estela de "El evangelio según Jesucristo", de 1991, en el que el autor revisaba el Nuevo Testamento dándole un nuevo narrador.

Su nueva obra ha provocado una reacción que definió como "muy violenta" de la extrema derecha política en Portugal, aunque según afirmó, los que la criticaban no habían tenido tiempo de leerla.

"(La principal queja) es que no debería haber hecho una lectura literal en lugar de simbólica", comentó. "El problema es que las visiones simbólicas son muchas".

"Si la lectura simbólica está hecha para mentir, entonces?", añadió más tarde.

En cuanto a las críticas, el autor, de 86 años, afirmó que puede aguantarlas.

"Mi mensaje a los lectores sería éste: No se preocupen, yo voy a resistir".

En su primera semana en las librerías portuguesas y brasileñas, indicó el lunes el editor portugués de Saramago, se vendieron unos 30.000 ejemplares del libro, que ahora se ofrece junto a la Biblia en muchos establecimientos.

La tirada inicial en español es de 130.000 ejemplares, según la editorial Alfaguara.

El caín de la historia presencia los sucesos del Antiguo Testamento, como la orden a Abraham de sacrificar a su hijo o la destrucción de Sodoma y Gomorra.

"Todos tenemos la obligación de observar nuestra sociedad, una sociedad en la que la violencia está socialmente aceptada", explicó el autor.

"Hemos creado un Dios a nuestra imagen y semejanza (?), y por eso es tan cruel, porque nosotros somos crueles", concluyó.

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