Este artículo se publicó hace 15 años.
El escritor afgano Atiq Rahimi trae a España su denuncia contra la violencia
El asesinato de la poeta Nadia Anjuman a manos de su marido fue el detonante para que el escritor afgano residente en París Atiq Rahimi escribiera "La piedra de la paciencia", galardonada con el premio Goncourt y en la que denuncia la violencia, las guerras y la desigualdad entre sexos.
Atiq Rahimi (Kabul, 1962), que estos días visita España para presentar este estremecedor libro que ha escrito en francés, cree que cuando se traduzca y se publique en Afganistán le traerá "algún problema", como ya le pasa en París, donde algunos le acusan "de haber descrito a las mujeres afganas como unas putas y a los hombres como unos impotentes".
Prejuicios y malentendidos para "La piedra de la paciencia", publicada por Siruela, con cuya lectura el lector se adentrará en una historia que podría pasar en cualquier parte del mundo que estuviera rodeada de pobreza, fanatismo religioso, paternalismo machista, tradiciones atávicas y orgullos de sangre que se interponen en el amor.
"El origen de la novela está en 2005 -explica a Efe el escritor-, cuando fui invitado a un encuentro literario organizado por Nadia Anjuman, y una semana antes me enteré de que se suspendía porque había sido asesinada por su marido. Al principio, me dijeron que un asunto familiar y asuntos familiares de este tipo en Afganistán hay muchos, más tarde quise ver a la familia, pero se negaron".
"Tiempo después -continúa- publiqué una carta abierta y, cuando fui a ver al marido a la cárcel, descubrí que se había inyectado gasolina para suicidarse y estaba en coma. Así, lo que vi fue un hombre parecido al de la novela, totalmente paralizado. Y se me ocurrió que me hubiera gustado ser la mujer de ese hombre y quedarme cerca para escupirle todo lo que llevaba en el corazón".
Y es que "La piedra de la paciencia" (una piedra mágica de la mitología persa) es un hombre tendido en un colchón en estado vegetal por una bala alojada en la nuca, y su mujer al lado rezando por él, al tiempo que le atiende y le habla mientras los disparos circulan a sus anchas por la calle y los carros de combate están preparados para entrar en su casa.
Rahimi, autor de "Tierras y cenizas" y "Laberinto de sueño y angustia", escritas en persa, desde 2002 viaja frecuentemente a su país de origen, donde tiene un taller de escritura para jóvenes y es asesor en televisión de una serie también para jóvenes, donde ha tratado el asunto de la corrupción política y el tráfico de drogas, porque está convencido de que "se necesita más de un libro para cambiar una mentalidad y una situación social".
"La violencia está en la naturaleza de las personas, pero es la cultura la que permite cambiarlo, transformarlo en juego; por ejemplo, con el deporte, el arte o la política. El ser humano deja de ser animal a través de la cultura, pero son las circunstancias las que le llevan a actuar de forma violenta: las guerras, la desigualdad o la religión, y entonces cualquiera puede actuar de forma atroz", argumenta.
"Un ejemplo -precisa- es la reacción de Zidane en la final del mundial, cuando le dio un cabezazo al jugador italiano, siendo él un hombre pacífico y afable".
Rahimi piensa que también hay mucha autocensura en las mujeres de su país, aunque desde que se fueron los talibanes, "y ojalá que no vengan más, se ha mejorado, porque hoy las leyes constitucionales no prohíben a las niñas ir al colegio y a trabajar, pero el problema no es político, es de mentalidades, porque treinta años de guerra han cambiado la mentalidad y han arrebatado la confianza al pueblo", concluye.
Carmen Sigüenza
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