Este artículo se publicó hace 15 años.
La escritora Luisa Villar dice que "los gustos de los niños y los jóvenes se han ido imponiendo"
Luisa Villar Liébana, pionera en la literatura de intriga infantil y juvenil, asegura que hace veinte años éste no era un género "bien visto", ni socialmente ni por los procesos educativos del momento, aunque actualmente sea un tipo de literatura en auge.
Villar Liébana, en una entrevista con Efe, subraya que ella, a pesar de los obstáculos, se mantuvo por encima de las modas de la época y siguió cultivando la novela policíaca y los libros de misterio para lectores infantiles y juveniles, y al final -dice- "los gustos de los niños y los jóvenes se han ido imponiendo".
Los dos últimos títulos publicados por la escritora, licenciada en Filología Hispánica, son la tercera entrega de la colección "Cloti. La gallina detective" y "El misterio del dragón Ojos de Fuego", ambos con la editorial Macmillan, así como "La cabeza de Goya", de la colección 'M de Misterio', con la editorial Edebé.
En los dos primeros, para niños a partir de 8 años, esta andaluza, natural de Torredonjimeno (Jaén), introduce "guiños" típicos de su tierra y pinceladas humorísticas "que tanto gustan a los niños", con un lenguaje "rompedor, muy dinámico y directo".
En "La cabeza de Goya", Luisa Villar escribe para adolescentes y les incita a descubrir el misterio de la cabeza de Francisco de Goya que, según distintos estudios, no está en el mismo sitio que el resto del cadáver del pintor.
La obra bucea en todo ese entramado, enmarcado en una época en la que la profanación de tumbas era muy frecuente para la investigación en Medicina, y lleva al lector a la resolución de un enigma legendario.
Actualmente, según la autora, se publica "mucho de todo" y el género de intriga está "perfectamente implantado", por lo que no es preciso escribir más, sino "tratar de encontrar a los buenos escritores".
En sus libros, Villar trata de desarrollar "la lógica deductiva" de los niños y adolescentes, a través de personajes inventados que, en ocasiones, como en el caso de Lucas, un niño que necesita una silla de ruedas para desplazarse, están inspirados en la vida real.
En su opinión, pese a las altas cifras de fracaso escolar, los niños actualmente leen mucho más que antes, gracias -cree- al "esfuerzo y la concienciación de todos", de las administraciones, de los profesores, de los padres y también de las editoriales, que se esmeran en buscar temas que inquieten a los pequeños y les animen a leer.
A pesar del gran avance de las "máquinas" en el mundo infantil y juvenil, el libro -según Villar- "tiene que encontrar su propio hueco", aunque considera que el reto pendiente es hacer que el libro no se considere sólo material escolar, sino que se asocie también a los ratos de ocio.
Aunque se decanta por las colecciones, la escritora asegura que de vez en cuando saca tiempo para publicar pequeños cuentos como los que leía en los años cincuenta, cuando era sólo una niña y los libros no estaban al alcance de todos, "de forma que sólo por Navidades o muy de vez en cuando te caía algún cuento popular, de regular calidad y peor edición".
Criada junto a cinco hermanos, Villar recuerda que la imposibilidad de aislarse en su casa la obligaba a visitar los cafés de Madrid para tratar de escribir, algo que -dice- "hoy sería imposible, porque no te has terminado el café y ya te tienes que levantar para dejar sitio al siguiente cliente".
La escritora tiene publicadas más de cuarenta obras con las editoriales SM, Edelvives, Edebé, Pearson-Educación, Macmillan y Bruño, entre otras.
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