"Escuchar las radios pirata por la noche daba mucho morbo"

El pop inglés era una máquina de fabricar himnos a mitad de los años sesenta. Paradójicamente la BBC sólo emitía entonces dos horas de música moderna a la semana. Pero los británicos se buscaban la vida como podían. Desde aguas internacionales, a bordo de barcos y todo tipo de estructuras marinas, un puñado de emisoras pirata emitían las nuevas canciones 24 horas al día para una audiencia entregada de 25 millones de oyentes. Richard Curtis (Nueva Zelanda, 1956), popular guionista de Cuatro bodas y un funeral (Mike Newell, 1993) y Notting Hill (Roger Michell, 1999), se ha servido de los recuerdos de aquella gesta cultural para dirigir su segunda película, Radio encubierta, que se estrena el viernes. El filme, protagonizado por Philip Seymour Hoffman, Kenneth Branagh y Rhys Ifans, cuenta la historia de un grupo de pinchadiscos enrolado en una barcaza y acosado sin tregua por las autoridades laboristas.

"No estoy interesadoen la realidad, sino en la aventura"

¿La música clandestina define a todasu generación?

Por supuesto. Había una cantidad fantástica de buenos grupos y nadie podía acceder a ellos. Cuando te metías en la cama con el transistor a escuchar las radios pirata, te envolvía una sensación de ilegalidad que daba mucho morbo. Vivíamos una contradicción. La lógica te inclina a pensar que los progresistas estarían a favor de la música libre, pero no era así, porque su intención era nacionalizar la radio. No obstante, pese a haber querido homenajear a aquellos pioneros y mentores musicales, no estoy interesado en la historia real, sino en la atmósfera, la amistad, la aventura y la música pop.

¿El guión no está basado entonces en hechos reales?

Con el contexto histórico de entonces hay material para otra película. Las condiciones de los barcos eran terribles, vivían al margen de la ley. No obstante, mi intención al revisar el pasado es ofrecer una sensación contemporánea. MASH (Robert Altman, 1969), uno de los referentes, junto a Desmadre a la americana (John Landis, 1978), para la concepción de esta comedia, no hacía referencias al emplazamiento original Coreadel libro que adaptaba, porque lo que quería era criticar la guerra de Vietnam.

¿Por qué el personaje del burócrata que acosa a los pinchadiscos, interpretado por Kenneth Branagh, resulta tan caricaturesco?

Me preocupaba escribir con un tono tan serio que resultara aburrido. Por otro lado, también podía haber escrito un personaje más divertido, por tonto y estúpido, pero intenté un término medio, hacerlo interesante a través de su represión y su aspectohitleriano sin caer en los típicos tres minutos de perorata política.

"Cuando no tenía novia pasaba las tardes con Joni Mitchell"

Hay un dicho que advierte sobre las dificultades de rodar con animales, niños o en el agua. ¿Se le mareó algún actor durante el rodaje?

Grabamos en la costa sur de Inglaterra, así que no hubo tormentas, el barco estuvo en calma. En general fue un sueño. El equipo de 140 personas empezaba a trabajar a partir de las seis de la mañana. Después de zarpar, pasábamos una hora con música pop suave. Había sandwiches, bebidas, cañas de pescar... Los actores actuaban un rato y luego parábamos para comer. Fue la mejor semana de rodaje de mi vida.

Usted es un melómano compulsivo. ¿Qué aporta la música a su vida cotidiana?

Durante años, cuando no tenía novia, pasaba las tardes en compañía de cantantes como Joni Mitchell y Linda Ronstadt. La música te procura un aprendizaje vital. Mi hija está conociendo qué es el amor a través de una cantante estadounidense de 19 años llamada Taylor Swift, y mi hijo de siete años ha tomado nociones sobre la emancipación paterna gracias al Boulevar of broken dreams, de Green Day.