Este artículo se publicó hace 15 años.
Escuelas de Padres para aprender el difícil oficio de educar
Preocupados, desorientados o desbordados, angustiados muchas veces al comprobar que la situación se les puede escapar de las manos, cada día son más los padres y las madres que acuden a escuelas para aprender el oficio de educar a los hijos, una asignatura siempre difícil de aprobar y más aún con nota.
El profesorado de estas escuelas, unas gratuitas y otras de pago, son psicólogos, pedagogos, maestros o pediatras, y el temario que imparten a sus alumnos es extenso y complejo.
El veinte por ciento de los progenitores españoles, según estimaciones de la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres), un porcentaje todavía pequeño pero que crece año tras año, pasan actualmente por unas aulas, que, según los expertos consultados por EFE, son tan útiles como necesarias.
Los datos estadísticos son elocuentes. Un estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) confirma que los padres de hijos menores de seis años no tienen claro el modelo en el que educar a sus hijos, "y no saben cómo hacerlo en la sociedad actual y en el momento actual".
Padres y madres que, abunda el estudio, "parecen añorar un modelo educativo pretérito -en el que ni siquiera por razones de edad ellos fueron educados- que marque límites claros, que recupere la autoridad y la disciplina y que aspire a la autonomía y responsabilidad de los hijos", aunque sin renunciar a un clima afectivo y próximo, a una comunicación abierta y al respeto por los niños, "características comunes en las relaciones familiares actuales".
"El proceso educativo es cada día más complicado y complejo", afirma Ignacio Calderón, director general de la FAD, para quien la sociedad actual promueve unos valores que limitan el poder de educar de los padres "y somete a los niños a otras influencias".
El estudio de la FAD -su director general insiste en la misma idea- advierte de que uno de los mayores conflictos con el que se encuentran los "nuevos padres" es "la contradicción que sienten entre los valores que consideran deseables que sus hijos cultiven (respeto, tolerancia, solidaridad...) y los necesarios para que puedan defenderse en la sociedad actual (competitividad, individualismo...)".
TEMOR Y CERTEZA
Otro estudio anterior, también de la FAD, concluía que aproximadamente el 40% de los padres no saben manejar bien los conflictos derivados de la convivencia con sus hijos, y casi uno de cada tres siente el temor de no estar educándoles bien, cuando no reconocen abiertamente que "no saben hacerlo".
"Los hijos no llegan con un manual de instrucciones bajo del brazo", bromea Menchu Pascual, psicóloga educativa, para quien en estos momentos, más que nunca, son necesarias las escuelas para padres. "Ha cambiado mucho la vida y la forma de educar a los hijos. Ahora -dice- son ellos los que tienen voz y voto en casa. Los padres no saben como actuar, se sienten perdidos".
Lamenta esta profesional de la psicología infantil que los padres acudan a las escuelas "casi siempre cuando el conflicto ha estallado", pocas veces como medida preventiva, y que sean muchas más las madres que los padres que se apuntan a los cursos. "Nosotras seguimos teniendo mala conciencia por trabajar fuera y dedicar menos tiempo a los hijos", afirma.
Fernando Martín, vicepresidente de la CEAPA, confirma que dos terceras partes de los alumnos de los cursos que ellos organizan -presenciales o virtuales- son madres. El resto, son padres, si bien el uso de las nuevas tecnologías ayuda a que la situación haya comenzado a cambiar.
Virtual es la Universidad para Padres que el filósofo José Antonio Marina y otros once profesionales de diferentes ámbitos de la educación pusieron en marcha el pasado verano, y que en su primer curso ha contado con más de 500 alumnos.
"Los padres -dijo Marina a EFE- necesitan ayuda; se sienten muy solos ante la educación de sus hijos. En estos momentos, sensatez y cariño no bastan para educarles. El mundo es muy complejo y cambiante, como lo son los problemas entre padres e hijos".
VULNERABLES Y AGRESIVOS
José Antonio Marina habla de chavales "cada vez más vulnerables, que disfrutan poco o nada de las cosas, agresivos, fruto del malestar en el que viven. Los padres -continúa- tienen hoy todos los deberes y sus hijos todos los derechos, al contrario de lo que ocurría antes. Por eso no hay manera de que se vayan de casa".
"¿Pero qué he hecho mal?", es la pregunta que, según Marina, se hacen ahora muchos padres. "Padres abrumados, que no saben o no pueden luchar contra una marea que amenaza con arrastrarles; que se sienten culpables y en muchos casos angustiados", relata.
La psicóloga Menchu Pascual pinta un panorama muy parecido. "Somos padres -dice- muy permisivos, no estamos en muchas ocasiones cerca de nuestros hijos, vigilantes, ni les imponemos límites ni normas claras de comportamiento. Además, estamos quitando la autoridad a quienes les educan en el colegio: los profesores. Educamos en la intolerancia, sobre todo en la intolerancia ante la frustración".
Nuestros jóvenes, continúa Pascual, son inmaduros -"nunca como hasta ahora había durado tanto la adolescencia"-, están hiperprotegidos y son caprichosos. "Cuando hacen algo mal eso tiene que tener consecuencias. Los estamos volviendo bobos. No me puedo imaginar cómo educarán a sus hijos cuando ellos sean padres".
En las escuelas para padres que han proliferado en colegios e institutos, en ayuntamientos o impulsadas por muchos gobiernos autonómicos, esos progenitores que viven la paternidad con angustia encuentran, además de un valioso intercambio de experiencias, pautas de comportamiento y herramientas útiles para afrontar tan decisiva tarea como es la educación, o para prevenir conflictos.
FORMACION CONTINUADA
En la CONCAPA (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos) apuestan también por una formación continuada de padres, "porque las circunstancias sociales han cambiado enormemente", apunta su secretario general, José Manuel Martínez Vega.
Aparte de cursos, y por vez primera, la CONCAPA ha desarrollado este año por Internet, en colaboración con la Universidad Pontificia de Salamanca, un Máster para Padres y Madres al que se han matriculado 38 progenitores, la mitad españoles y la otra mitad de diferentes países latinoamericanos.
"Las escuelas -asegura Fernando Martín, vicepresidente de CEAPA- no eliminan los problemas, pero sí facilitan mucho a los padres la manera de gestionarlos. Las crisis suponen siempre una posibilidad de cambio, no son necesariamente malas; al revés, son necesarias. Lo que hay que aprender es a encararlas".
Para Fernando Martín, "la voluntad de hacerlo bien como padre no es suficiente. Es necesaria una formación. Un porcentaje cada día más importante de familias ya lo entiende así. De ahí la necesidad de más y mejores escuelas de padres. Porque -concluye- no nacemos sabiendo".
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