Este artículo se publicó hace 14 años.
España confía en no necesitar ayuda de Bruselas
El secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, negó el lunes que el Gobierno español estuviese realizando ninguna gestión para solicitar ayuda a Bruselas y calificó de rumores infundados informaciones recientes en este sentido.
"España no está negociando con ninguna institución europea ningún tipo de ayuda (...) España no ha hecho ningún tipo de gestión, contacto, ni planea de ninguna manera hacer uso de ese fondo", dijo Ocaña, para señalar acto seguido que: "mi valoración es que ojalá que eso siga siendo así".
En unas jornadas financieras en las que repitió una decena de veces la palabra "confianza", Ocaña reconoció que España tiene que convencer a los mercados de su firme decisión de reducir un déficit público superior al 11 por ciento y también admitió problemas de liquidez en préstamos con entidades extranjeras por la aversión al riesgo país que, según declaraciones en el mismo acto del presidente del segundo mayor banco español, está virtualmente cerrado.
"Para la mayor parte de las empresas y las entidades financieras españolas, los mercados internacionales de capitales están cerrados", dijo Francisco González, presidente de BBVA en las jornadas financieras organizadas por la APIE y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
"Definitivamente sí, es un problema", dijo Carlos Ocaña preguntado sobre las dificultades de financiación en el interbancario, aunque se mostró convencido de que el dinero extranjero volverá a fluir cuando el Gobierno cumpla con su objetivo de recuperar la confianza de los mercados mediante reformas estructurales.
"La forma de recuperar la confianza es activar de forma decidida y en todos los frentes medidas concretas para reconducir la situación", dijo.
En este sentido, se refirió a la reforma laboral que previsiblemente aprobará el miércoles el Consejo de Ministros, al proceso de reestructuración de las cajas y a los recortes de gastos que ha emprendido el Ejecutivo animado por Bruselas.
Con el diferencial hispano-alemán a diez años de nuevo por encima de los 200 puntos básicos, Ocaña dijo que España debe "atacar todos los problemas a la vez porque el tiempo es esencial" para atajar la crisis de confianza de los mercados.
"Si somos capaces de actuar de forma decisiva en esos tres frentes (reforma laboral, reducción del gasto y consolidación del sistema financiero), seremos capaces de reconducir la situación de la economía española", dijo.
En lo que Ocaña se mostró absolutamente tajante fue en negar que España tuviese dificultad alguna para pagar su deuda y recordó que, en esta magnitud, el país parte con ventaja respecto a otros socios, al cerrar 2009 con un ratio de deuda sobre PIB en torno al 55 por ciento.
"España es un país con una deuda reducida (...) en ese sentido (no hay) problemas concretos para devolver la deuda, absolutamente ninguno, absolutamente de ningún tipo", dijo Ocaña.
"Cuestión distinta es que los mercados juegan mucho con la confianza (...) pero no hay ningún fundamento en esa volatilidad", reiteró.
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