Este artículo se publicó hace 16 años.
España trabajará con el apoyo de seis países para evitar la directiva que permite amplíar la jornada a 65 horas
España seguirá defendiendo en el seno de la UE su oposición al proyecto de directiva acordado ayer en Bruselas y que permitiría ampliar la jornada laboral hasta las 65 horas para lograr que sea corregido por el Parlamento Europeo, dijo hoy el titular español de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho.
"Vamos a insistir en que ese concepto tiene que estar en la agenda social (de la presidencia francesa de la UE) y haremos las gestiones institucionales y políticas pertinentes delante del Parlamento para sensibilizarlo y pedirle que en la segunda lectura corrija los excesos de esta propuesta de directiva", dijo Corbacho en declaraciones a los periodistas en Ginebra.
A pesar de que una mayoría de los Veintisiete votó a ayer a favor del acuerdo, Corbacho calificó de "éxito" el hecho de que al final de la jornada fueran en total siete países los que se oponían.
"Podemos calificarlo de éxito porque cuando llegamos ayer por la mañana (a Bruselas) sólo tres países estábamos claramente en posición (España, Chipre y Grecia), y durante el día, con la negociación que pivotó bastante España se incorporaron Bélgica y Hungría", señaló.
Los cinco países firmaron una declaración para explicar los motivos de su abstención en la votación, "pero a última hora cambiaron de posición dos países más, Portugal y Malta", agregó el ministro.
"Los siete países mostramos nuestro desacuerdo con la normativa y pedimos al Parlamento Europeo que se mejore con una negociación", insistió.
"Eso va permitir al Parlamento Europeo, en la segunda lectura, saber que está delante de una propuesta que no cuenta con la unanimidad del Consejo", afirmó el titular español.
Corbacho reiteró que todo el mundo está de acuerdo en que hay algunos sectores específicos, como el sanitario, en el que se necesita determinar una jornada laboral que puede llegar incluso a las 60 horas.
"Pero hay dos conceptos que para nosotros eran inasumibles en, el primero de ellos que se considere como tiempo de descanso el tiempo que se está en el trabajo sin trabajar propiamente, por ejemplo, las guardias de los médicos, aunque no negamos que hay que calificar de algún modo ese tiempo".
Y en segundo lugar el hecho de que la norma supone una regresión respecto a la normativa del 93, que establecía una jornada máxima de 48 horas, y que el máximo de 65 horas se acordaría entre empleador y empleado y no en base a una negociación colectiva".
Corbacho criticó, además, que el acuerdo se lograra "con un discurso un poco hipócrita de que esto es un avance en la Europa social para garantizar la seguridad de los trabajadores y la conciliación de la vida familiar con la laboral".
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