Este artículo se publicó hace 15 años.
Las especies invasoras también emigran
Dos puertos en Escocia e Irlanda fueron el origen de dos invertebrados que invadieron la costa canadiense en el siglo XIX
Los barcos de emigrantes que partieron de Escocia e Irlanda hacia América, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, no sólo transportaron ilusiones, también llevaron especies invasoras. Adheridas al casco de los buques y sumergidas en las aguas de lastre de los transatlánticos, algas y bígaros comenzaron a colonizar nuevos ecosistemas en el este de Canadá. Un estudio publicado esta semana en la revista científica PNAS analiza de dónde vinieron los primeros invasores llegados a Nueva Escocia desde el continente europeo, en busca de nuevos lugares de alimentación y cría.
Entre 1773 y 1861, alrededor de 880 barcos procedentes de Europa atracaron en el puerto de Pictou (Nueva Escocia, Canadá), y en ese mismo período se registraron por primera vez colonias de algas dentada o aserrada (Fucus serratus) y del bígaro Littorina littorea. La primera especie cuenta con una escasa capacidad de dispersión y su variabilidad genética también es muy baja, mientras que en el caso del bígaro, ocho de cada nueve haplotipos (que permiten la identificación por el genoma) se encontraron en los ejemplares de Irlanda y Escocia.
La primera datación de presencia del bígaro en Nueva Escocia fue en la década de 1840, y del alga dentada, en la de 1860. Según los resultados genéticos entre la población europea y la americana, en el caso del alga se introdujeron en el nuevo mundo a través de dos vías: desde Greenock, en Escocia, y desde Galway (Irlanda). Mientras, los análisis realizados en el bígaro muestran el predominio de genes procedentes de Gran Bretaña e Irlanda, frente a la escasez de los ejemplares de origen escandinavo o de otras regiones europeas.
Cientos de barcos
De hecho, el predominio de los invertebrados de origen británico e irlandés tiene su razón de ser en la gran cantidad de navíos que partieron de estos puertos. En el período analizado, entre 1773 y 1861, un total de 882 barcos cruzaron el océano hasta Pictou, siguiendo los pasos del primer transatlántico, Hector, que llevó emigrantes a Canadá y trajo sus bodegas repletas de madera de vuelta a Gran Bretaña. Sólo el 2,4% de los barcos europeos con destino al puerto de Pictou no procedían de Gran
Bretaña o Irlanda.
Una de las incógnitas que se plantearon los científicos es la razón por la que estas dos especies habrían proliferado en Nueva Escocia y no en otros puertos de la ex colonia británica que también recibieron muchos navíos. La respuesta parece estar en el comercio de madera. Antes de poder cargar las bodegas con la madera destinada a los puertos de Europa, los barcos debían limpiarse a fondo para que esta no se deteriorara y en estas labores se vertían todas las aguas de lastre, con los invertebrados incorporados.
Los investigadores apuntan que estas dos especies fueron la punta del iceberg de la invasión del Atlántico noroeste desde Irlanda y Gran Bretaña en el siglo XIX. Muchas otras les seguirían más tarde.
Navegación en cifrasEntre 1773 y 1861, 882 barcos cruzaron el Atlántico con destino a Nueva Escocia. El período de mayor circulación fue entre 1828 y 1845, con 404 navíos, debido a la hambruna en Escocia.
Casi la mitad de los barcos procedían de puertos escoceses, un 44,2% de puertos ingleses, el 5,8% de Irlanda y el 2,4% de Europa continental.
Los viajes con destino a Nueva Escocia partieron de 79 puertos diferentes, 39 de ellos escoceses.
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