Este artículo se publicó hace 15 años.
Los especuladores optan por arrendar y esperar para la venta
Más de 50.000 inversores se han quedado atrapados en pisos que han perdido valor tras el pinchazo inmobiliario
El pinchazo del boom inmobiliario desde agosto de 2007 ha dejado atrapados a 50.000 inversores que compraron pisos para venderlos a corto plazo con la expectativa de pingües plusvalías. Son cálculos que hacen varias fuentes del sector que, en algunos casos elevan la cifra a 100.000 del total del millón de pisos que está sin vender (700.000, según los promotores).
Parte del aumento de la oferta de alquiler viene, precisamente, de la decisión de estos especuladores del corto plazo de arrendar los inmuebles comprados y esperar a que el precio de la vivienda vuelva a subir para poder vender.
Para los inversores, el único filón rentable del alquiler se encuentra en los pisos de más de 6.000 euros al mes, inalcanzables para los ciudadanos de a pie. Y oferta hay porque los portales de intermediarios tienen en sus listas estas viviendas de lujo, aunque, en muchas de ellas, más que la calidad del piso se paga la zona céntrica en la que está situado. Con un alquiler alto, el inversor puede cubrir con creces los gastos de la hipoteca, a no ser que haya comprado el inmueble durante 2006 o en la primera parte de 2007, cuando el boom inmobiliario daba sus últimos coletazos.
Ventajas para las Socimi
Ahora que los inversores huyen de todo lo que huele a ladrillo español, nacen las nuevas sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (Socimi), que son fondos que invierten en inmuebles y cotizan en bolsa. Los promotores miran con esperanza la entrada en vigor de estos instrumentos financieros, cuya regulación aún se está tramitando en el Congreso, porque comprarían parte de sus viviendas en stock y les supondría una importante entrada de dinero.
Supuestamente, estas Socimi, que existen ya desde hace años en otros países, estaban llamadas a dinamizar la oferta de viviendas en alquiler. Con algunos cambios en la ley, podrían conseguir ese objetivo, según algunos expertos inmobiliarios. "Pero para que estas nuevas sociedades funcionen y logren atraer inversión necesitan más ventajas fiscales", afirma Sigfrido Herráez, presidente de laconstructora Rayet.
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