Este artículo se publicó hace 16 años.
Estados Unidos, el amigo leal que financia el rearme de Israel
Desde la II Guerra Mundial, Israel ha sido el principal destinatario de ayuda exterior estadounidense
"Israel no tiene amigo más leal que Estados Unidos. Sin él, no lo hubiéramos conseguido". El primer ministro israelí, Isaac Rabin, estaba cargado de razón. En 1948, EEUU fue el primer país en reconocer al Estado de Israel: dio así comienzo una larga, lucrativa y aún vigente alianza.
Desde la II Guerra Mundial, Israel ha sido el principal destinatario de ayuda exterior estadounidense. En un análisis para la revista Washington Report on Middle East Affairs, Shirl McArthur, una antigua diplomática estadounidense, eleva a 103.614 millones de dólares los fondos que su país ha destinado a Israel entre 1949 y 2008. La autora describe su cálculo como a la baja, pues existen otros mecanismos de financiación del Estado hebreo y sus políticas que escapan a los presupuestos públicos de la ayuda oficial.
Por ejemplo, los fondos recogidos por las poderosas organizaciones judías -Ehud Olmert las llamó su "base de poder en EEUU"-, los préstamos ventajosos o el dinero con el que Washington ha compensado a los tres únicos países árabes que tienen relaciones diplomáticas con Israel: Egipto, Jordania y Mauritania.
Huelga decir que la ayuda oficial norteamericana a Israel ha sido destinada en su mayor parte a gasto militar. Por citar un año, en 2007, del total de 2.500 millones de dólares de esta ayuda, 2.340 se dedicaron a este fin, mientras que sólo 160 millones se englobaron en lo que se define sin más como ayuda económica.
Dada la dificultad de justificar esta partida para un país que tiene un PIB per cápita de 26.600 dólares anuales, EEUU cerró ese capítulo de ayuda económica en octubre. En realidad sólo lo sustituyó, pues en sus planes no entra dejar de apoyar al país que considera la punta de lanza de su política en Oriente Próximo. También en octubre estaba prevista la entrada en vigor de un acuerdo, firmado en agosto de 2007, por el que Washington concederá a su aliado una ayuda militar de 30.400 millones de dólares en los próximos 10 años. Altos cargos del Gobierno de Bush, citados por The New York Times, definieron este compromiso como "una inversión a largo plazo en paz".
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