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Estados Unidos asiste con horror al hallazgo de una fosa con los restos de doce mujeres en Nuevo México

Todas las víctimas desaparecieron entre 2001 y 2006. Se trata del mayor escenario de crimen jamás visto en los Estados Unidos

PÚBLICO.ES

Tres meses removiendo los más de 50.000 metros cúbicos de arena de un área semi desértica de la periferia de la ciudad de Albuquerque (Nuevo México) han servido para destapar un tétrico escenario de crimen: una fosa con los restos de 12 mujeres hispanas que constaban como desaparecidas entre el 2001 y el 2006.

La búsqueda comenzó después de que una mujer descubriese un hueso mientras paseaba a su perro por la zona de West Mesa, a las afueras de Albuquerque. Al sospechar de que se trataba de un hueso humano, hizo una foto y se la mandó a su hermana, enfermera, que le confirmó sus sospechas. A partir de ahí, comenzó la investigación policial.

Se trata de la fosa más grande jamás hallada en los Estados Unidos, tal y como informa el Corriere della Sera.  Es una fosa de unos ocho metros donde se han encontrado los restos óseos de doce mujeres, una de ellas embarazada.

Tras finalizar la búsqueda el 25 de abril, de momento han sido identificados siete de los cuerpos: Monica Candelaria, de 21 años; Cinnamon Elks, de 31; Verónica Romero, de 26; Vistoria Chávez, 28; Doreen Márquez, de 27; Jiulie Neto, de 23 y Michelle Valdez, de 22 y embarazada de cuatro meses.

Las tesis policiales indican que todas fueron asesinadas y que se siguió un mismo patrón, ya que todas son mujeres jóvenes, hispanas, se conocían entre ellas y vivían en el suburbio de War Zone, una de las peores zonas de la ciudad, marcada por las drogas, la violencia y la prostitución.

El peor golpe, sin duda, ha sido para las familias, que tras años de búsqueda y desesperación, han descubierto que sus hijas, nietas o incluso madres han sido asesinadas cruelmente. 

Al dolor se suma el hecho de que durante todo este tiempo han sido, según recoge el Corriere della Sera, ignorados por los agentes de policía. 

Lori Gallego, amiga de Doreen Márquez, una de las chicas asesinadas, cree que todo se debe a que eran chicas hispanas: 'Nunca nos han escuchado.' Joline Gutierrez- Kruger, periodista del Albuquerque Journal que lleva meses cubriendo el suceso, coincide con Gallego: 'Una chica como Michelle Valdez no era una joven estudiante, rubia y de ojos azules, desaparecida en un buen barrio de la ciudad. Ni ella ni las otras han sido jamás buscadas realmente en todos estos años'.

La tesis de los prejuicios racistas a la hora de abordar los casos por parte de la policía se asienta aún más al escuchar las declaraciones de la madre de Mónica Candelaria, otra de las víctimas. Tal y como recoge el New York Times, días después de que su hija desapareciera, en Mayo de 2003, contó a un detective sheriff que un hombre del barrio llamado Isaac iba diciendo que habían matado a Mónica y la habían llevado a la zona de Mesa.

Sin mucha confianza en que la policía le hiciera caso, ella y su familia estuvieron un mes buscando a su hija en la misma zona donde años después ha sido encontrada. 

Un informe policial muestra que la declaración de la madre de Mónica quedó registrada, y que incluso se hizo una búsqueda en la zona, donde se encontró un hueso humano, pero no se siguió adelante porque no pertenecía a la víctima que buscaban. Después se traspasó la investigación a la unidad de casos sin resolver. Nunca más se supo.

'Yo sabía que mi hija estaba enterrada allí, no se si ellos encontraron alguna vez sus restos', dice la madre de Mónica. 'Quizás alguna de las chicas podrían haberse salvado si hubieran encontrado el cuerpo de mi hija entonces'.

Muchos de los familiares se preguntan ahora porque no se hizo nada durante todos estos años y porque ha tenido que ser una casualidad la que descubra el horror que sufrieron estas doce chicas.

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