Este artículo se publicó hace 13 años.
Estudio asocia obesidad con riesgo de caídas en adultos mayores
Por Amy Norton
Los adultos mayoresobesos son más propensos que sus pares delgados a tener unacaída potencialmente discapacitante, aunque los obesos mórbidosestarían de alguna manera más protegidos de las lesiones.
Las caídas suelen ser un problema para los mayores delgadosy frágiles porque sus huesos son especialmente propensos aromperse. Pero la obesidad también tiene sus riesgos, segúnindicó Christine L. Himes, coautora de un nuevo estudio.
"Las personas obesas perderían el equilibrio", dijo Himes,de la Syracuse University, en Nueva York. Cuando eso sucede, losadultos mayores no podrían reaccionar rápido y evitar la caída.
Himes y Sandra L Reynolds hallaron que los mayores obesoseran entre un 12 y un 50 por ciento más propensos a sufrir unacaída en dos años que los mayores con peso normal.
Ese riesgo aumentó con la gravedad de la obesidad. El 50 porciento del riesgo más alto se registró en el grupo con un índicede masa corporal (IMC) de 40 o superior (unos 45 kilogramos desobrepeso en los hombres y unos 36 kilos en las mujeres).
El IMC es una medición del peso en relación con la estaturade una persona.
Los resultados, publicados en Journal of the AmericanGeriatrics Society, surgen de 10.755 estadounidenses mayores de65, entrevistados cada dos años. Entre 1998 y el 2006, el grupotuvo 9.621 caídas y más de 3.100 lesiones graves como paranecesitar atención médica.
El 23 por ciento de los que sufrieron esas caídas era obeso,comparado con menos del 20 por ciento de los adultos mayores queno se cayeron durante el estudio.
El equipo consideró enfermedades asociadas con la obesidad yel riesgo de sufrir caídas, como artritis, dolor en las piernas,diabetes y accidente cerebrovascular (ACV). Pero la obesidad fuela única que mantuvo la relación con el mayor riesgo de sufrircaídas.
Los menos propensos a lesionarse con una caída fueron losadultos mayores con obesidad mórbida (un IMC de 40 o superior).Ellos tuvieron un tercio menos de posibilidad de lesionarse quelos participantes con peso normal.
Las personas con obesidad leve, en cambio, no tuvieron esaprotección; de hecho, registraron más posibilidades de sufrirdiscapacidad prolongada que los hombres y las mujeres con pesonormal.
En los ocho años de estudio, se registraron 4.324situaciones de discapacidad nueva o agravada después de unacaída, aunque Himes descartó la certeza de esa asociación.
Las personas con obesidad leve (un IMC de 30 a 34,9) eran un17 por ciento más propensas que las personas con peso normal asufrir una discapacidad después de una caída, mientras que elgrupo con un IMC de 35 a 39,9 tenía un 39 por ciento más riesgo.
Para Himes, esos patrones tienen sentido. Las personasobesas serían más propensas a caerse que las más delgadas. Ycuando se caen, los más obesos estarían más protegidos. Pero sise lesionan, les costaría más reponerse.
De modo que la prevención de las caídas y la discapacidaddebería ser un motivo más para mantener un peso corporalsaludable con la edad.
Además, los adultos mayores deberían reducir el riesgo desufrir una caída con otras medidas, como hacer ejercicio deintensidad moderada (caminar o practicar tai chi para mejorar elequilibrio y la coordinación); eliminar del hogar toda amenaza(alfombras sueltas y obstáculos que puedan provocar tropiezos),y usar dispositivos de asistencia, como las barras de la ducha.
Se estima que cada año más de un tercio de losestadounidenses mayores de 65 años sufre una caída y que existela misma proporción de adultos mayores obesos, una tendenciaque, según la autora, empeorará.
FUENTE: Journal of the American Geriatrics Society, online 8de diciembre del 2011
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