Este artículo se publicó hace 15 años.
Un estudio determina que el 70% de las ludópatas son víctimas de malos tratos
La soledad y la evasión de los problemas personales son las principales causas que llevan a las mujeres a caer en la adicción al juego, un problema que les cuesta más asumir que a los hombres por temor al rechazo social y cuyas afectadas sufren además malos tratos en un 70 por ciento de casos.
Éstas son algunas de las conclusiones de un estudio elaborado por la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco (UPV) y la asociación de ayuda a la ludopatía de Guipúzcoa Ekintza-Dasalud sobre el perfil psicopatológico de la mujer adicta al juego, que han sido presentadas hoy en San Sebastián en unas jornadas académicas.
En el informe, que ha comparado los hábitos de 200 personas -divididas a partes iguales entre mujeres y hombres ludópatas y no ludópatas-, ha trabajado la profesora de Psicología Clínica de la UPV Paz de Corral, quien ha subrayado lo difícil que ha sido encontrar 50 mujeres ludópatas en el País Vasco, ya que suelen ocultar su adicción y se resisten a buscar ayuda terapéutica.
Por ello se ha colaborado con otros centros de tratamiento de Navarra, Aragón y Cataluña.
En su intervención en las jornadas, De Corral ha indicado que la ludopatía puede afectar al 2 ó 3 por ciento de la población adulta española, de los que un 30 por ciento son mujeres a pesar de que en los centros de tratamiento clínico sólo representan entre el 10 y el 15 por ciento de los pacientes.
Según el informe, estas mujeres tienen el siguiente perfil: divorciadas, viudas o casadas, ansiosas o con la autoestima baja, de entre 46 y 65 años que empiezan a jugar, preferentemente al bingo, a los 34,8 años y comienzan a padecer el trastorno a los 40,4.
En el caso de los hombres, el estudio indica que suelen ser "buscadores de sensaciones" solteros, menores de 30 años o entre 31 y 45 años, que se inician en el juego, principalmente en las máquinas tragaperras, a los 23,3 años y empiezan a sufrir la patología a los 33,2.
Los hombres tienden a jugar más por excitación y para ganar dinero -señala De Corral-, mientras que las mujeres lo hacen para evadirse de la soledad, del aburrimiento, de problemas familiares o de pareja y para afrontar estados de ánimo como la depresión, la ansiedad y la ira.
La profesora de la UPV ha recalcado que el riesgo de las mujeres a caer en la adicción aumenta cuando han experimentado pérdidas significativas, tienen maridos alcohólicos o que se encuentran mucho tiempo fuera de casa, o han sufrido sucesos traumáticos en la infancia, como abusos y maltratos.
No en vano, el informe revela que el 70 por ciento de las ludópatas son también víctimas de violencia machista.
La multiimpulsividad, que se manifiesta con atracones o episodios bulímicos, el abuso de alcohol y fármacos, el fumar compulsivo y la adicción al sexo, así como el consumismo excesivo, que puede incitar a la búsqueda de dinero fácil, son otros de los factores de riesgo apuntados por De Corral, quien durante su intervención ha profundizado en un artículo publicado por ella en la revista Mente y Cerebro.
En su opinión, la sociedad no tolera de la misma manera el juego en hombres y mujeres, a las que se las tacha rápidamente de "viciosas", como si fueran "alcohólicas" o "prostitutas", lo que conlleva que oculten su trastorno hasta que la situación es demasiado grave y el pronóstico resulta "más sombrío".
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