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Un estudio vincula temperatura e invernaderos en Almería

Reuters

Mientras el planeta se calienta, las temperaturas medias del Poniente almeriense descienden y, todo ello, gracias a sus 30.000 hectáreas de invernaderos.

Ésta es la principal conclusión que se extrae el estudio realizado por un grupo de investigadores encabezado por Pablo Campra, profesor de la Escuela Politécnica Superior Agronómica de la Universidad de Almería (UAL), publicado en Journal of Geophysical Research.

Así, el estudio pone de manifiesto que, mientras la temperatura media global del planeta ha aumentado 0'7 grados en los últimos 100 años y la media en España también ha subido 1'3 grados en el mismo período, en el Poniente almeriense ésta ha descendido a un ritmo de 0'3 grados cada década en los últimos 25 años.

Campra afirmó en una entrevista con Reuters que en esta zona litoral "la temperatura no sólo no ha subido, sino que ha bajado" y añadió que "esta bajada equivale, en casi tres décadas, a 0'9 grados, prácticamente lo mismo que ha subido en todo el mundo".

"Esto quiere decir que hemos ganado casi un siglo de tiempo", afirmó.

Este descenso, según el profesor de la UAL, se debe a la expansión de los invernaderos en la zona, ya que estos actúan de espejo, reflejando las radiaciones solares y devolviéndolas a la atmósfera.

"Esto se debe a lo que yo llamo el efecto ?albedo', que no es otra cosa que la cantidad de energía solar que se devuelve al espacio por una superficie. Cuanto más clara sea, más energía devuelve", explicó.

En el litoral almeriense, cubierto en un 70 por ciento de plásticos, la cantidad de energía devuelta a la atmósfera es tal que ha permitido que, mientras el calentamiento global se acelera, allí se está experimentando justo el efecto contrario.

En este caso, el llamado efecto invernadero adquiere un nuevo significado.

Así, Campra comentó que "el efecto invernadero como tal se produce debido a los gases, que crean una capa que evita que el sol se remita de nuevo al espacio".

Sin embargo, en el caso de Almería, esa capa es de plástico y, en lugar de evitar que las radiaciones vuelvan a la atmósfera, prácticamente, las catapulta hacia ella.

A todo esto, el investigador de la UAL añadió que la gran masa vegetal de frutas y verduras que habita bajo ese "mar de plásticos" actúa, a su vez, de sumidero de dióxido de carbono (CO2).

Según los primeros estudios realizados en este sentido, cada hectárea de superficie invernada puede recoger en torno a 10 toneladas de CO2 con la fotosíntesis de las plantas.

Sin embargo, Campra advirtió de que "esto no es un efecto protector permanente". Así, indicó que "el freno al calentamiento no se ha producido porque estén ahí los invernaderos, sino porque se han ido expandiendo" y añadió que, posiblemente, "si continúan aumentando los gases y disminuyen los invernaderos, puede que haya una inflexión y aumente la temperatura".

En este sentido, el profesor de la UAL alertó sobre el hecho de que, desde 2000, la superficie invernada en el Poniente almeriense está disminuyendo, aunque en el litoral levantino está incrementándose, de media, unas 500 hectáreas anuales. De este modo, "una cosa compensa la otra".

En cualquier caso, "si ahora mismo se eliminaran todos los invernaderos, y se cumple al 100 por ciento nuestra teoría, podría ser catastrófico, ya que habría un ?subidón' de temperatura en la zona", concluyó.

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